miércoles, 28 de octubre de 2009

Cuando el odio ciega tu boca.


Hoy no va a ser fácil para mi, escribir este post. Y no va a ser fácil porque te conozco, porque casi somos del mismo pueblo, porque tenemos bisabuelos comunes y porque yo salí llorando por ti a la plaza de mi pueblo a pedir a esos hijos de putas asesinos que te soltaran.

Pero creo que te equivocas José Antonio. Creo que lo pasaste muy mal durante los quinientos treinta y dos días que esos mal nacidos te privaron de la vida. Pero sigo creyendo que te equivocas. Tú que eres cristiano y que seguro fuiste monaguillo de Don Segundo, deberías saber que en el perdón está la vida y que la rabia y el odio no son buenos consejeros. Tampoco lo es ese personaje insufrible al que tu idealizas y que jugaba al dominó en Quintanilla de Arriba. Te quejas del poco caso que hace la cúpula de tu partido a las víctimas del terrorismo, pero no te das cuenta que este ser mal nacido te está utilizando para su juego político. Tu ahora tienes mucho tiempo para pensar. Quizás deberías preguntarte, tú qué dices amar tanto a la patria, qué beneficio le sacas poniendo a caldo al Gobierno elegido democráticamente. Y aunque tu nunca hayas sido mucho de eso, deberías pensar antes de decir cosas sobre las que no tienes ni pruebas ni potestad para decirlas.

Has tenido mucho tiempo para acabar tus estudios, para reflexionar y sobre todo para deshacerte de malas compañías como el peluquero expresidente de la AVT y del expresidente que metió a tu país en una guerra ilegal y por la que han muerto y están muriendo muchas personas. Piensa en tu cautiverio y pregúntate si aquellos a los que, por las ganas de tu ídolo de pasar a la historia como fuera, por sus complejos de hombre mediocre y por su no saber ser ni estar, pregúntate si esos están mejor que tu. Pregúntate si han tenido la ocasión de rehacer su vida después de una guerra que aún no ha acabado. Pregúntate si como tú, pueden ver crecer a sus hijos. Pregúntate si como tú pueden comer todos los días y aun que se que tus noches son infernales, para ellos no sólo son las noches sino toda su vida. Y eso gracias al hijo tonto y borracho de los Bush y a tu gran ídolo.

Deberías reflexionar y sobre todo pensar antes de subirte a un estrado a calentarte la cabeza insultando al gobierno de tu país. Deberías pensar si cuando tu ídolo haya cumplido sus propósitos seguirá siendo “tu amigo”. Y sobre todo deberías pensar e ir a confesarte mañana a tu parroquia en Gamonal por ser mal cristiano, por estar lleno de odio, por querer aniquilar a cualquier precio a los hijo putas que te jodieron las noches y parte de tu vida para siempre. Y sobre todo deberías pensar que el odio genera más odio y que los que no somos como vosotros no queremos ser lo que tú eres: víctimas del terrorismo.

Piénsatelo José Antonio.

Con todo el dolor de mi corazón.


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