jueves, 30 de julio de 2009

De camorras, orejas e hijo putas varios.


Ayer, en Burgos los desesperados hijos de puta de siempre, dejaron un “regalito” con la intención de que matara a niños y grandes. Como decía ayer D. Manolo Saco, la liberación de Euskadi va ya por Burgos y eso que, al igual que sucede en los territorios vascos, los de Burgos no queremos ser liberados.
Poco tardó el sinvergüenza de turno en salir a la palestra para decir que lo que quieren con ese acto masacrante es “Negociar otra tregua”. Y es que el sin sustancia de las orejas al revés y las cejas pobladas, añorante de Franco y eurodiputado por elección que no por acción, no le basta el sufrimiento de las personas a las que les han querido volar junto con una furgoneta llena de explosivos, no le bastan los cuantiosos desperfectos materiales, no le basta con que más de un centenar de personas hayan tenido que pasar dos noches en vela (y las que les quedan), no, a este otro insufrible, estúpido dónde los haya, además quiere seguir haciendo campaña con el dolor de la gente.
Todos sabemos que los mal nacidos nada tienen que ver ya con posturas políticas en Euskadi. Todos sabemos que hace mucho tiempo que se convirtieron en una mafia chantajista que matan única y exclusivamente para demostrar poder (igual que la camorra napolitana). Todos sabemos que denuncian actos inmorales que luego ellos llevan a cabo (tráfico de drogas, chantaje, asesinatos, etc).
También sabemos todos que a la “otra” camorra, poco les importan los ciudadanos, su dolor, la muerte. Lo único que quieren es volver al gobierno como sea. Para ello, hicieron lo indecible para que la tregua y la negociación con los asesinos, saliera a la luz pública y una vez conseguido esto, para que las negociaciones fracasaran. Porque ellos al igual que los mal nacidos asesinos no quieren la paz ni el descanso. A los unos les interesa seguir matando para continuar chantajeando. A los otros les interesa que sigan matando porque cada muerte, aunque sea de uno de ellos, son votos que suman a su cartera.
El odio se hace más fuerte cuanto más se riega y ambos son los perfectos jardineros.