Ayer, la sin par Verdulera tenía el don de la multiubicuidad. Tan pronto estaba cascándole a Zapatero, llamándole retrógrado sindicalista piquetero que se endosaba un maillot amarillo regalado por Contador o desafinaba estrepitosamente tarareando el himno de España para desagraviar al ciclista.
Y es que a la Verdulera-condesa le da igual un roto que un descosido con tal de hacerse notar y de soltar su mala baba contra el presidente del Gobierno. Si el domingo en les Camps Elysees abogaba por un conflicto diplomático con los gabachos a consecuencia del error en el himno, ayer acusaba a ZP de ser un estúpido sin talante que no sabe escuchar y de paso se hacía una fotico con el último ganador del Tour de Francia que siempre viene bien salir en los papeles.
Hay una frase echa que dice algo así como “¡que te quemas!, le dijo la sartén al cazo”. Y es que la Verdulera-condesa habla de no saber escuchar cuando ella es sorda de ambos oídos (o del cerebro). Los madrileños claman al cielo por una sanidad pública y competente y ella les responde con la privatización de la misma y el empeoramiento diario de la calidad sanitaria. Los madrileños gritan por una educación pública y con medios y ella, cuan autista, cada día concierta más colegios, les da barracones como edificios de última generación y les quita profesionales (Un psicólogo por cada cuatro centros y un orientador por cada seis). Los madrileños claman por el diálogo y la ponderación y la verdulera hace oídos sordos cascándole a ZP en cuanto puede y votando en contra, por ejemplo, del mejor concierto económico para Madrid.
Y es que la estupidez y la ambición de la Verdulera-condesa no tienen capacidad de medida. Sus trapos sucios le llegan a sus caídas tetas y las correas la amenazan ahora de malversación por los asuntos de espionaje. Y ya se sabe que cuando las ratas se sienten acorraladas siempre van a la yugular del atacante.
Salud, y verdura por profesionales.
Y es que a la Verdulera-condesa le da igual un roto que un descosido con tal de hacerse notar y de soltar su mala baba contra el presidente del Gobierno. Si el domingo en les Camps Elysees abogaba por un conflicto diplomático con los gabachos a consecuencia del error en el himno, ayer acusaba a ZP de ser un estúpido sin talante que no sabe escuchar y de paso se hacía una fotico con el último ganador del Tour de Francia que siempre viene bien salir en los papeles.
Hay una frase echa que dice algo así como “¡que te quemas!, le dijo la sartén al cazo”. Y es que la Verdulera-condesa habla de no saber escuchar cuando ella es sorda de ambos oídos (o del cerebro). Los madrileños claman al cielo por una sanidad pública y competente y ella les responde con la privatización de la misma y el empeoramiento diario de la calidad sanitaria. Los madrileños gritan por una educación pública y con medios y ella, cuan autista, cada día concierta más colegios, les da barracones como edificios de última generación y les quita profesionales (Un psicólogo por cada cuatro centros y un orientador por cada seis). Los madrileños claman por el diálogo y la ponderación y la verdulera hace oídos sordos cascándole a ZP en cuanto puede y votando en contra, por ejemplo, del mejor concierto económico para Madrid.
Y es que la estupidez y la ambición de la Verdulera-condesa no tienen capacidad de medida. Sus trapos sucios le llegan a sus caídas tetas y las correas la amenazan ahora de malversación por los asuntos de espionaje. Y ya se sabe que cuando las ratas se sienten acorraladas siempre van a la yugular del atacante.
Salud, y verdura por profesionales.
