lunes, 12 de octubre de 2009

EL DÍA DE LA HISTERIEDAD



NOTICIARIO ESPAÑOL:

Tan, taran, taran tan tantantintotintotán, tarantantintontintotan, tan tan tantan tan ….

Como cada año, se ha celebrado el día de la patria (¿¡qué patria?!), y como cada año, haya o no haya crisis, cientos de marciales tuercebotas pasean sus armas y sus cabras por el Paseo de la Castellana en Madrid. Al desfile acuden los hombres y mujeres de bien de Ejpaña, hombres, mujeres, hijos y nietos de los que hace ya algunos años saludaban brazo en alto al enano asesino en la Plaza de Oriente. Como cada año, desde que gobierna ZP, se le recibe con la muletilla “Zapatero, dimisión” por parte de los ejpañoleg de bien. Da igual que el acto sea un acto de estado. Da igual que el Presidente del Gobierno haya sido elegido por la mayoría de los “otros” españoles, esos que no somos gente de bien. Y da igual porque quién asiste a ese desfile anacrónico son fundamentalmente las gentes de Ejpaña que no creen en elecciones ni zarandajas. Ellos son más de caudillos varios.
En RNE se le preguntaba al personal asistente al medieval acto, porqué estaban allí. Y me ha llamado poderosamente la atención la respuesta de un personaje parco en palabras y conocimientos que le ha comentado al periodista que estaba allí para agradecer a los militares que “siempre están ahí cuando las cosas se ponen mal”. Otros han comentado que los militares son los que nos salvaguardan de nuestros enemigos. Así, la política exterior del estado Español no tiene nada que ver en ese asunto. Y sino que se los digan a los familiares de los 198 asesinados brutalmente en unos trenes en Madrid como consecuencia de los complejos del otro enano insufrible y de una guerra infame en un país llamado Irak.
Por lo demás todo ha sucedido conforme al orden del día. El ejpañol de bien de trajes regalados a dos mil euros la pieza, no ha asistido al evento para no tener que explicarle a ciertos malévolos periodistas sobre una “correa” y una dimisión en la “Costa”. Por el contrario, por primera vez, asistió el Consejero de Interior de las provincias Vascongadas. Una vez acabado el acto, su Excelencia el Jefe del estado invitó a una copa de Vino español a las personalidades allí asistentes, entre los que se encontraba el que nos está llevando a la ruina.
FIN