martes, 3 de noviembre de 2009

Reunión de vecinos, trinque en proyecto

Preguntaba ayer Manolo Saco a instancias de Soledad cuánto le quedaba al silbante hazme llorar de ejpaña. Ayer no me atreví a pensar en el tema quizá por miedo a que la respuesta no fuera la que yo quisiera.
No es que hoy tenga respuesta a la pregunta. Yo no soy Leonor Alazraki, quién cuando el insufrible enano que mal juega al dominó en Quintanilla de Arriba, acababa de desvelar el contenido de aquella libreta azul con la que se paseaba por la Moncloa y en la que estaban sus reflexiones y el nombramiento de su sucesor (yo creo que más bien estaba pintarrajeada de corazones y de garabatos de caras echas con seises y cuatros), predijo que el sucesor y futuro presidente del gobierno sería … Rodrigo Rato. Las carcajadas de los presentes fueron estruendosas. La buena mujer se puso colorada y preguntó el porqué de las risas y los periodistas le dijeron que el sucesor era el barbas del armario y por tanto el próximo presidente del Gobierno.
Pues bien, visto lo sucedido a través del tiempo, yo que soy muy incrédulo en este tipo de profecías y de videntes, empiezo a pensar que esta mujer tiene poderes de verdad y que vio como el anodino no ganaba las elecciones del 2004 y tampoco las sucesivas, hasta que a los de las correas del trinque se cansan y nombran candidato a Rato.

Hoy hay reunión de vecinos en la 13 Rue del Trinque. El vecino del primero izquierda, vendrá de Valencia pero nadie se atreverá a pedirle parte del botín. La vecina del bajo izquierda, esa que engaña a sus clientes con básculas trucadas, vendrá a pedir la cabeza del policía que la denunció. Los demás como el moroso del ático y tuneador ( y también tunelador) de Madrid, estarán a la espera de lo que diga el de las alcantarillas y por último la madre de familia numerosa saldrá a comunicarnos que todo es divino de la muerte.
A la única conclusión que han llegado estos vecinos antes de reunirse es que, a partir de ahora, el que la píe no va en las listas. Ya veremos lo que tarda la locuaz vendedora de verdura rancia en saltarse ese acuerdo.

¡Salud y que llegue la sangre al río!