miércoles, 4 de noviembre de 2009

Tiempos Nuevos, camino antiguo

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La primera vez que yo vi “La Cabina”, debería ser por el ochenta y poco (ya se que se estrenó en el año 1972, pero entonces un servidor sólo veía la tele los sábados por la mañana en el Teleclub del pueblo. El maestro nos llevaba para ver Fauna). Aún recuerdo la impresión de aquellos ojos de Jose Luis López Vázquez que, sabiendo que no volvería a salir de aquella cabina, no demostraban miedo sino incredulidad. Nunca me había parado a pensar si este hombre era buen actor o no. Para mí era otro más de aquel denostable cine español de los sesenta, lleno de caspa y de ensalzamiento nacional.
Ahora, cuando todo el mundo habla bien de él, esos si como siempre sucede en este país de nacionales católicos después de que uno ha muerto, he deparado que este hombre era un hacha en lo suyo. A aquellos incrédulos ojos de “La Cabina”, se unen ahora recuerdos del Padrino-Búfalo de la gran familia, de los piropos que soltaba a las rellenitas mujeres de la serie “Ese señor de negro” a las que llamaba “mooonumeeento” y sobre todo del anciano con Alzheimer de su última película.
Ya no reparo si era buen actor o no, o si era tacaño como dicen las malas lenguas. Ahora estoy triste, no por su muerte, sino porque comienzo a dejar atrás la época en la que el futuro era algo lejano y a darme cuenta de que empiezo a quedarme sin referencias de los que siempre han estado ahí. Comenzó todo con la muerte de mi padre y poco a poco estoy aterrizando en un mundo en el que ya hay más gente a mi alrededor que está por detrás y muy pocos por delante.

Salud, morriña y tiempos nuevos.