lunes, 22 de febrero de 2010

Un golpe a la humanidad

---

Rubén estaba, como cada día, estudiando en la terraza. El frío le atenazaba porque aunque la terraza estaba acristalada, no hay cristal que mitigue el frío del mes de Febrero en Burgos. Al fondo, la televisión daba un programa al que Rubén no le prestaba atención. De pronto, empezó a sonar el fondo de una música militar. En la tele, aparecía la carta de ajuste y era la causante de la marcha militar. Un cartel de "Avance Informativo" sucedió a los circulos rombiodales. Una locutora indicaba que unos guardias civiles habían asaltado el Congreso, pistola en mano, y que retenían dentro a los diputados. Las imágenes habían sido grabadas por un cámara que supuestamente había desobedecido la orden del Coronel al mando del secuestro.
Desde ese momento, Rubén pensó cómo llegar a la frontera y cómo pasarla. Sus desencuentros con los dos fascistas hijos de militares de su clase y sus escarceos con la OIC, le harían figurar en las listas de los nuevos paseillos.
Fueron horas dramáticas, en las que la angustia se había apoderado de Rubén. No sabía bién como llegar al País Vasco. ¿En Tren?, ¿En autobus? ¿En autostop?. Esos pensamientos iban y venían en su mente cuando vio la figura del Rey en la tele. Tras su discurso, se quedó algo más tranquilo y a petición de la patrona, se fue a la cama. No podía dormir. Cien mil pensamientos acudían en ráfaga a su mente. Según llegaban,los desechaba una y otra vez. Así le dieron las siete de la mañana. Se duchó, desayunó rapidamente y se fue al Instituto que le quedaba a no menos de media hora andando. Estaba ansioso por llegar y por ver que había sido de Granados y de Bonilla. Allí estaban en la puerta como si nada hubiera pasado. Subió rápidamente a clase. Todos tenían metido el miedo en el cuerpo. Los dos fascistas paseaban marcialmente con aire de superioridad. Al ver a Rubén, uno de ellos le increpó y le dijo que ya tenía sitio para él en una cuneta. Rubén lo agarró por el cuello y estaba a punto de darle un soberano puñetazo en la cara, cuando apareció el profesor de Matemáticas, que lo llamó estúpido y que le acabaría amargando el curso.
Unas horas después, en la clase de historia, el profesor acudió con una radio y escucharon el relato de García sobre el abandono de los Guardias civiles de las instalaciones del Congreso. El profesor dijo que estaban escuchando la historia en directo.


Hoy es 23 de Febrero. Este relato es lo que sentí durante aquella larga noche. Veintiocho años después, he apredido que mis sospechas eran ciertas y que nada fue como se ha contado en aquel golpe. Anasagasti cuenta muchas cosas en un excepcional artículo que también se cuentan en un libro que he leído recientemente llamado "Un Rey, Golpe a Golpe" .

Hoy por hoy, las cosas parecen muy lejanas, aunque si echamos un vistazo a la actualidad, no tanto. La Rancia aboga por un gobierno de concertación Nacional (al igual que lo hacía entonces Armada), y una crísis económica y de valores establecidos, atenazaba a los españoles (como ahora). Suárez había dejado de ser útil a la corona porque, primero se había librado de Armada como jefe de la Casa Real, y después como Jefe del Estado Mayor de la defensa (impidiendo su nombramiento). Su partido le estaba dando la espalda y antes de que le echaran, dimitió para evitar el golpe. Pero el golpe venía de lejos y nada pudo pararlo.

Hoy hay una crísis económica que amenaza con llevar a la tumba todos los derechos fundamentales de los trabajadores. Que amenaza la poca libertad y la psudodemocracia que tenemos. Los fascistas han descubierto que en nombre del pueblo se pueden hacer inmensamente más ricos y que en nombre de las urnas todo vale. Que la corrupción genera muchos votos y que hagan lo que hagan tienen a diez millones cautivos y desarmados. Han descubierto que el poder Judicial puede ser independiente pero dependiente de ellos. El gobierno de turno les hace el trabajo sucio aumentando la edad de jubilación, los años de cálculo de las pensiones, abaratando el despido y ayudando a los poderosos bancos y a las eléctricas. Los cuatro millones de parados que no tienen ni para comer, prefieren trabajar en condiciones de semiesclavitud antes que estar parados y los tratantes, que han visto una gran oportunidad, no piensan desaprovecharla. Zapatero es una marioneta de una barraca de fiesta al que todo el mundo tira pelotas hasta lograr sacarle de la tabla a la que se sujeta. Es el fin de una era. Pero quedan los peores coletazos. Esperemos que haya algo que cambiar cuando el ser humano despierte de la segunda edad media.

Salud, educación, lucha y lucha. ¡Sólo nos vale la lucha y el tesón y la mente abierta!.