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“No os fallaré. He entendido el mensaje” decía el sinsal del talante después de ganadas sus segundas elecciones. Esas elecciones, ganadas contra todo pronóstico encuestil, lo fueron por el voto útil. Por todos aquellos, que temiéndonos que si volvían los de las correas trincofascistas las cosas irían de mal en peor, acudimos nuevamente a votar al sinsustancia porque sabíamos que en ciertas circunscripciones un voto a IU se convierte en un voto al diputado número dos o tres de la lista del partido trincofascista.
Visto con el paso del tiempo la política llevada a cabo por el advenedizo de las instituciones mundiales, mi voto se ha convertido, no ya en apoyo indirecto al representante de la gaviota carroñera, sino en el piñón de transmisión de las políticas neofascistas que me quitan mi sueldo y mis derechos para dárselos al mayor enemigo del ser humano: el capitalista fuma farias.
Se empeñan nuevamente estos días los sufridores simpatizantes del talán-te, en hacernos ver la maldad de no volver a votar al P$%€, porque nuestro voto a IU se convierta por la ley D’Hont en el segundo o tercer diputado del partido de los trabajadores TDLC. Simplemente decirles que me da lo mismo tener un padre alcohólico que una madre borracha. Y que no seré yo quién compre el alcohol en mi casa.
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