Decía ayer Rosa María Artal que el bandolerismo del siglo XVIII se ha reconvertido al fraude fiscal. No le falta razón, salvo en lo de llamar bandoleros a estos ladrones de tomo y lomo. Porque el bandolerismo es algo romántico que se lo quitaba a los ricos hideputas para dárselo a los pobres sin recursos. (Aunque en realidad fueran asaltacaminos que robaban a todo el que pasaba).
Bien, leemos hoy en la prensa que Sanidad destruirá 4.000.000 de vacunas de gripe “A” que no se han utilizado. Cuatro millones de un total de trece que se adquirieron hace unos meses para “evitar” una pandemia que desde el primer momento se supo que no era tal. El coste de la operación fue de alrededor de noventa y cinco millones de euros por los trece millones de vacunas, de los que se van a tirar a la basura más de veintiocho millones.
No son cantidades importantes en macroeconomía (aunque a más de uno nos arreglarían el cuerpo para toda la vida). Pero el problema de todo está en el fondo. Ayer, intentaban explicar los responsables de la OMS que decir a toro pasado que se ha despilfarrado el dinero y que se creó una alarma innecesaria, no es correcto porque en aquel momento no se sabía la gravedad de la enfermedad ni los riesgos reales para la población. Y aquí es dónde esta responsable miente y juega con el “olvido” de la gente. Los primeros casos de gripe “A” se dieron en México en Marzo de 2009. Hasta últimos del mes de Abril no se lanzó la alarma social al infectarse personas en USA. La vacuna no salió al mercado hasta últimos del mes de Agosto de 2009. Para entonces, ya se sabía que este tipo de virus era más contagioso que el de la gripe normal, pero mucho menos mortal que aquel.
Como decía ayer Rosa, éste parece un nuevo caso de bandolerismo moderno. Aunque algunos otros lo definiríamos como un nuevo caso de tocomocho a nivel mundial llevado a cabo por un laboratorio perteneciente al ex-vicepresidente de los usanianos (que recordemos que antes de la pandemia estaba en quiebra técnica) con el consentimiento y apoyo de unos señores que dicen dirigir la salud mundial y que día a día demuestran estar más al servicio de los laboratorios farmacéuticos que al de la población a la que dicen representar.
Es parte de este nuevo feudalismo en el que nos están introduciendo. Los señores han sido sustituidos por poderes fácticos económicos y el diezmo por impuestos, evasiones, dinero negro y fraude fiscal. Se está empezando a considerar el derecho a la huelga como algo horrible que va contra el pueblo y a los sindicatos como poder corrupto.
Bien, leemos hoy en la prensa que Sanidad destruirá 4.000.000 de vacunas de gripe “A” que no se han utilizado. Cuatro millones de un total de trece que se adquirieron hace unos meses para “evitar” una pandemia que desde el primer momento se supo que no era tal. El coste de la operación fue de alrededor de noventa y cinco millones de euros por los trece millones de vacunas, de los que se van a tirar a la basura más de veintiocho millones.
No son cantidades importantes en macroeconomía (aunque a más de uno nos arreglarían el cuerpo para toda la vida). Pero el problema de todo está en el fondo. Ayer, intentaban explicar los responsables de la OMS que decir a toro pasado que se ha despilfarrado el dinero y que se creó una alarma innecesaria, no es correcto porque en aquel momento no se sabía la gravedad de la enfermedad ni los riesgos reales para la población. Y aquí es dónde esta responsable miente y juega con el “olvido” de la gente. Los primeros casos de gripe “A” se dieron en México en Marzo de 2009. Hasta últimos del mes de Abril no se lanzó la alarma social al infectarse personas en USA. La vacuna no salió al mercado hasta últimos del mes de Agosto de 2009. Para entonces, ya se sabía que este tipo de virus era más contagioso que el de la gripe normal, pero mucho menos mortal que aquel.
Como decía ayer Rosa, éste parece un nuevo caso de bandolerismo moderno. Aunque algunos otros lo definiríamos como un nuevo caso de tocomocho a nivel mundial llevado a cabo por un laboratorio perteneciente al ex-vicepresidente de los usanianos (que recordemos que antes de la pandemia estaba en quiebra técnica) con el consentimiento y apoyo de unos señores que dicen dirigir la salud mundial y que día a día demuestran estar más al servicio de los laboratorios farmacéuticos que al de la población a la que dicen representar.
Es parte de este nuevo feudalismo en el que nos están introduciendo. Los señores han sido sustituidos por poderes fácticos económicos y el diezmo por impuestos, evasiones, dinero negro y fraude fiscal. Se está empezando a considerar el derecho a la huelga como algo horrible que va contra el pueblo y a los sindicatos como poder corrupto.
Pero parece que la mayoría sienten eso de "a mi plin porque eso no va conmigo".