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Adiós, amigo desconocido,
profesor y humanidad,
maestro de la piedad,
y de un cabrón torcido.
Adiós, cantautor henchido,
político de la humildad,
maestro de gentes sin edad,
que mueres pero no te has ido.
Adiós, nos dejas tu mochila,
de recuerdo, un trago vino,
y una vestimenta lila.
Adiós, señor divino,
diputado, trovador sin pila,
cantautor de los caminos.
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