jueves, 25 de noviembre de 2010

De puntadas, hilos, malicias y maldades

Decía mi padre que ningún tonto tira piedras a su propio tejado y que si las tira es porque espera que no le toque en herencia.

Ayer, el metepatas más bravucón, farruco y estúpido que tiene el Partido Patrincar y al que llaman portavoz (le llaman no se que de comunicaciones), tiró tonelada y media de granito contra el tejado de la marca España. Si ya nos hemos malacostumbrado a que el insufrible gastador de la Botella, aderezado en clembuterol y en su idiotez paranoica, vaya por esos mundos enterrando la imagen de España, ahora parece que también desde dentro están por la misma labor.

Las acusaciones del Partido Paltrinque son tan altaneras que la gente de bien como Don Nacho Escolar comentaba esto:
La afirmación es tan bestia, tan dañina para las cuentas de todos, que incluso el PP ha reculado y ni la menciona en la nota de prensa que ha enviado a los periodistas esta tarde. Y es verdad que España no es Irlanda ni tampoco Grecia o Portugal. En algunas cosas, España es peor: en Portugal, la oposición ha hecho piña con el Gobierno en defensa de su economía, en vez de participar en la demolición. Spain is different. Con tal de ganar las elecciones, al PP no le importa gobernar un solar.
Yo lo tengo tan claro que me doy miedo y pienso que tengo que estar equivocado. Que la maldad no puede ser tan grande. Porque creo firmemente en que si están dispuestos a ganar a cualquier precio y que precisamente pretenden que España sea un erial (o solar) cuando lleguen al gobierno. Porque eso, para ellos, es la oportunidad de ganar aun más. De mayor negocio para ellos y sus “colegas”.
Si eso sucede (la intervención de la UE), como ya dije ayer (y anteayer, …) adiós a los pocos derechos sociales que nos quedan (como en Irlanda), adiós a la mitad de los funcionarios (como en Irlanda y Grecia), adiós a los salarios ochocientosuristas, adiós a la sanidad pública, adiós a la escuela pública, adiós a las pensiones y adiós a todo lo que huela a gasto social. A cambio ellos tendrán el paraíso: superávit de trabajadores dispuestos a cualquier cosa con tal de poder alimentar a su ralea, salarios chinos, poca o ninguna conflictividad laboral y nulidad en los impuestos.

El paraíso para los fachos (o liberales como gusta decir a La Rancia). Así que, estas declaraciones del bobo de turno, son puntada con mucho hilo y más [desa]tino.