jueves, 25 de noviembre de 2010

El fiasco de la UE

Un padre, siempre quiere lo mejor para sus hijos. Pero los hijos, llegada una edad deben de tomar decisiones propias y equivocarse para aprender.

Los políticos europeos, nos tratan como a hijos infantiles. Posicionados en su burbuja-pedestal nos dicen que todo lo que hacen es por nuestro bien, que no sabemos lo que queremos y que todos excepto ellos, estamos equivocados. Por nuestro bien, nos han bajado los salarios a los funcionarios en España. Por su bien, van a despedir a 25.000 funcionarios en Irlanda. Por su bien, les han bajado los salarios, han despedido funcionarios y han eliminado pensiones en Grecia. Por el bien de los estudiantes, en Gran Bretaña, a partir del año que viene, sólo podrán estudiar los que tengan dinero y por su bien, los estudiantes italianos se han quedado sin becas públicas, los investigadores se van al paro y se fortalecen los colegios privados. Evidentemente, quieren subir la edad de jubilación por nuestro bien y el de nuestros hijos y les estamos regalando el dinero a los especuladores inversores en Irlanda o Grecia.

La unión de los países de la Europa Occidental, nació como un sueño de una nación social, igualitaria y solidaria. De una simple unión mercantil del acero y el carbón, se pasó a un gran sueño de formar una potencia mundial que estuviera a caballo entre la Rusia comunista y el libremercado americano. Y sin embargo, transcurrido el tiempo, esta sociedad de naciones se ha convertido en una familia, con un padre borracho, una madre ludópata y un montón de cuñados hijoputas. Mientras los extraños entran en casa como si fuera la suya y se llevan los electrodomésticos, los cuñados intentan rapiñar la ropa de cama y el dinero escondido en los colchones para si y su familia, dejando a los más débiles limpios como una patena. Los hijos de éstos sufren hambre, padecen malnutrición y no tienen dinero para ir al médico ni a la escuela. Y dependen de sus tíos hijoputas para llevarse una galleta a la boca de vez en cuando.

Mientras hubo época de bonanza, Europa se convirtió en una sociedad solidaria. Pagaron las autovías españolas, las infraestructuras Portuguesas y la reconversión de los agricultores irlandeses. En cuanto empezaron las dificultades, incentivaron a los extraños para que se llevaran los electrodomésticos para así poder "limpiar " la habitación llamada Grecia. Como los extraños amenazaban con quedarse con la nevera, dejaron que entraran en Irlanda. Pero los extraños no son fáciles de contentar. La mafia, nunca se contenta con las migajas. Así que los cuñados más hijoputas, están diciéndole a los extraños que se llevan también lo que hay en las habitaciones llamadas Portuga y España. Y cuando acaben con ellas, si no están satisfechos, se llevarán lo que hay en la que denominan Italia. Mientras el padre alcohólico y la madre ludópata intentan que no les quiten lo suyo para poder seguir bebiendo y jugando. Y el tío Henry, que vive en la misma casa pero que nunca se ha sentido miembro de la familia, mira de soslayo, porque la mitad de los extraños son hijos suyos ( y la otra, del primo George que vive al otro lado de la calle).

Y cuando llegue la navidad, pasará como en las demás navidades. Los cuñados se tirarán los trastos a la cabeza, la abuela acabará llorando a moco tendido, el padre, con un pedo del siete, tirado en el sillón frente a la tele, y la madre se irá a la cocina a ver el programa de nochevieja. Pero este año, los extraños vestidos de Papá Nöel, en lugar de traer regalos, se llevarán el resto de los enseres.