lunes, 8 de noviembre de 2010

El grajo Peneadicto XVI, voló sobre el nido del Pedófilo

Tras el viaje de placer que se ha dado Peneadicto XVI a costa de todos los españoles (creyentes y no creyentes) ha quedado claro que este Tipo es un peligro para convivencia y la tolerancia de la sociedad. Las palabras dedicadas al país que le ha pagado su peregrinación a Santiago (¡joder! así también peregrino yo. Avión, coche de lujo y apartado de peregrinos malolientes y muchedumbres insanas) comparando la situación actual en España de una laicidad y un anticlericalismo agresivos, como en los años treinta, es propia de un necio o de un hipócrita malintencionado. En ambos casos propios de quién parece estar conforme con su uniforme de la SS y de un privilegiado que quiere seguir sosteniendo sus privilegios a costa de lo que sea.

Si luchar por una sociedad en la que las religiones, sean actitudes privadas que no puedan inferir en la política, ni imponer morales, ni posicionamientos rancios o libertinos, es ser anticlerical, yo me declaro profundamente anticlerical. Si querer que la escuela pública esté libre de la enseñanza de cualquier credo religioso, de colegios privados que funcionan como tales, pero sostenidos con fondos públicos en los que priman las creencias de una religión sobre la vida pública, es ser laico y anticlerical yo me declaro profundamente anticlerical. Si pretender que cualquier religión (o ninguna) se pueda profesar libremente en un entorno privado, sin coste alguno para las arcas del estado, es ser anticlerical y laico, yo me declaro seguidor de ambas tendencias. Si pretender que, si los monumentos históricos están cerrados a cal y canto salvo para los actos religiosos, éstos sean sostenidos y obligados a su sostenimiento por quienes acuden a esos actos, es ser anticlerical y laico, yo soy ambas cosas. Si pretender que los pastores, curas, ministros o como se denominen los que ejercen como tutores de actos religiosos, vivan de su trabajo o de la contribución directa de sus feligreses y no de los presupuestos generales del estado, es ser laico y anticlerical, yo profeso esos ideales. Si pretender que aquellos que cometen actos ilegales tipificados como delitos por la ley, sean llevados a los tribunales y juzgados como cualquier otro ciudadano, es una postura anticlerical y laica, yo me declaro ambas cosas. Si pretender acabar con las situaciones en las que el pensamiento religioso de un señor que encabeza el único estado medieval del mundo, dónde el que se sale de lo establecido, muere en extrañas circunstancias, que interfiere y comete injerencias en otros estados y que recibe cuantiosas subvenciones públicas, es ser laico y anticlerical, yo soy el más anticlerical del mundo.

Pretender que, la decisión de que cualquier religión, confesión o secta sea únicamente algo privado y que se aparte de la financiación del estado, de sus privilegios y de sus injerencias, signifique lo mismo que matar curas o quemar iglesias, es únicamente propio de un necio peligroso que sólo busca la confrontación entre las personas a fin de mantener su estatus privilegiado y que, si además viene de un jefe de otro estado, deberían servir esas posturas y declaraciones para romper lazos diplomáticos con ese estado si no rectifica sus declaraciones.

Pretender que la mujer siga siendo esclava del hogar, del marido y de los hijos, es simplemente propio de un estúpido ciego que echa la culpa a los demás de que sus templos estén vacios y de que cada día sus seguidores sean menos, cuando sus posturas intolerantes, anacrónicas y rancias y sus actitudes déspotas, nada consecuentes con sus predicamentos, opulentas, de extrema riqueza y de poco o nada apoyo a los más necesitados, sus conchabados con dictaduras y genocidas y sus delitos lujuriosos con niños, son los verdaderos culpables de las posturas reacias hacia él y sus adláteres y no contra los que profesan una religión de la que son libres como los demás de practicar.