lunes, 28 de febrero de 2011

Los precios de la energía y la santísima trinidad


Parece mentira que un país como este en el que cualquier decisión se discute, luego seamos tan pasotas y tan inmovilistas.

La última medida discutida del gobierno es la de rebajar la velocidad en las autopistas de 120 a 110 km/h. Casi todo el mundo consultado ya sea en los telediarios chorras o en conversaciones con amigos, discuten la medida porque dicen que el ahorro es insignificante y que se gastará mucho más, por ejemplo, en poner pegatinas a todas las señales de tráfico que deben de ser unas cuantas.

Yo no niego el ahorro, ya que el mismo está demostrado científicamente. Lo que pasa es que para este viaje no hace falta unas alforjas tan grandes. Ya que se han puesto en lo del ahorro, podrían haber bajado el límite a 90 km/hora dónde el ahorro ya es significativo. Y si el problema es el precio de la gasolina, penalicemos el uso de la misma, beneficiemos fiscalmente a quiénes fabriquen motores ecológicos (eléctricos o de agua) y ayudemos a la fabricación propia de turismos que no necesiten gasolina para funcionar.

Pero me da, que esto es como la medida antitabaco, que mientras se penaliza el consumo, se sube el precio de los impuestos, no para que se fume menos, sino para recaudar más. Y es que nunca he entendido que si el petróleo es una mercancía más, si ya no hay monopolio sobre el mismo y si cualquier ciudadano que tenga coche, que paga el recibo eléctrico o que paga su billete de tren, ave, avión o autobús, y dado que ninguno de esos servicios está subvencionado, digo que no entiendo porqué cada diez euros de subida del barril de crudo le cuesta al estado 6.000 millones de euros. (Claro que estas declaraciones vienen del mismo sinvergüenza que nos dijo que la subida del recibo eléctrico suponía el precio de un café).

Esto de la energía es el misterio más grande de la historia de la humanidad. El precio del barril está ahora a 97,88 $, cuarenta y nueve euros con treinta y siete céntimos menos que el 11 de junio de 2008. Sin embargo, el precio de las gasolinas están ya al mismo precio que entonces. Si el gobierno quiere ahorrar petróleo, que explique claramente el porqué de estos precios y si se deben a una situación real o a una situación especulativa. Porque el gobierno se debe al pueblo. A todos aquellos que les aupamos al mismo y no a Repsol, CEPSA, FENOSA, ENDESA o cualquiera otra multinacional de la energía. Pero el gobierno en lugar de respetarnos y trabajar para nosotros, nos mete el miedo en el cuerpo (lo que no estaría mal si fuera para educarnos) y se dedica a permitir la especulación. Cuando el barril sube, el aumento del precio de las gasolinas es inmediato, cuando baja, nos dicen que la bajada se debe repercutir a dos meses vista que es lo que tarda en llagar el petróleo desde el pozo a la gasolinera.

Tenemos un menestro de Industria que nombra secretarios de estado a personas que han trabajado contra el Ministerio ( y por tanto contra todos nosotros) y a favor de las nucleares (como directivo de la asesoría que hizo el informe para Nuclenor en el que nos pide a todos los españoles 6.000.000 de euros por el cierre de Garoña). Tenemos un menestro de Industria con el dudoso honor de haber permitido una subida del recibo eléctrico de cerca del 50% desde que accedió al cargo. Tenemos un menestro de Industria prepotente, zafio y cara dura, que desde luego no trabaja para sus votantes (ni tampoco para los que no le votaron).

Y mientras todo esto sucede, se lía a aprobar medidas reaccionarias con el único fin de crear debate en lo superfluo y no en la esencia del problema: nos están esquilmando, espoliando y timando, sin que el gobierno haga nada por evitarlo. Es más, lo están haciendo bajo la protección del gobierno. Y tenemos derecho a saber porqué. Y tenemos derecho a negarnos. Y tenemos derecho a salir a la calle y decirle al gobierno, a las eléctricas y a las petroleras (y a bancos y multinacionales) que ya está bien. Pero eso no se consigue sentado en el sofá, viendo la tele y preocupándose sólo de si el calendario del Madrid es el culpable de que el Barça vaya por delante.

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Imagen: Caricatura de Cristian Hernández