miércoles, 23 de marzo de 2011

Hormigas


Imaginemos que la tierra es un hormiguero y que seres más grandes nos vieran como nosotros vemos a las hormigas. Imaginemos que uno de esos seres se dedicara a investigar nuestro comportamiento: nuestros movimientos, nuestras relaciones sociales y a las diferentes reinas del hormiguero: nuestros gobernantes. Creo que este ser, se volvería loco intentando entender como elegimos a unos señores como dirigentes de nuestras sociedades (llamados países) y cómo estos nos traicionan uniéndose a unas hormigas de abdomen gordo que viven en un departamento aislado de ese hormiguero desde el que hacen y deshacen siempre en su beneficio y sin importarles el destino o la muerte de sus congéneres.

Es lamentable como los gobernantes de Japón, engañan a sus ciudadanos (dicen que para que no cunda la alarma. Una alarma que alimentan de otra forma), diciéndoles que están a punto de acabar con el problema de la radioactividad. Y todo porque según comentan, están a punto de solucionar el problema eléctrico que hará que funcionen las bombas de refrigeración (eso si no están destruidas). Olvidan esos gobernantes que el escape ya se ha producido y que nada, salvo el hormigón y la arena (como en Chernóbil) acabará con los escapes. De hecho, si está todo solucionado y no ha habido escape, la radiación encontrada en las espinacas, en el agua de Tokio, en la leche y en el pescado, debe haberla puesto allí el ratoncito Pérez.

Es más lamentable aún que el gobierno de España, se dedique a jugar a la guerra, mientras les quita el pan a sus trabajadores de la función pública, les congela los salarios a los abuelos y deja sin subsidio a los parados de larga duración. Este último, por cierto es un derecho de entre los recogidos en la declaración de derechos universales de la ONU. Así que, antes de solventar los derechos de los demás, deberíamos empezar por solventar los nuestros. Es lamentable que, no haya dinero para gastos sociales pero si para poner en el blanco de la artillería antiaérea libia 120.000.000 € (ciento veinte millones de euros) que cuestan los cuatro F18, más otros veinte millones de euros de los otros dos aviones de reconocimiento más el precio de una fragata, más dietas, más combustible, más munición, más armamento. Todo ello, en nombre del pueblo libio al que Gadafi está masacrando pero que en la primera noche de bombardeos aliados, sufrieron lo que se pretendía evitar, aunque en estos casos se llamen daños colaterales.

Lamentable es más aun que, quién dice ser Jefe de la Oposición (el Babas) vote a favor de ir a la guerra, pero le eche en cara al Presidente de la Nación que la responsabilidad de esta guerra es suya. No oiga, la responsabilidad es de cada uno de los 336 diputados que han votado a favor, incluido usted. Si no estaba de acuerdo, haber votado NO. Y si lo está (como es el caso, porque a ustedes los del trinque les gusta más una guerra a su jefe la Botella), no intente quitarse su responsabilidad, ni la de los que son como usted. Zapatero es culpable de seguir como perro lazarillo a los malos, pero usted no es menos culpable por permitírselo y por estar de acuerdo con sus argumentos.

Porque, como dice Arguiñano, en este mundo mandan los malos. Esos que, siempre andan en la sombra y que no dudan en montar una guerra para quedarse con el petróleo, eso sí, con el argumento de los pobres sufridores.