lunes, 17 de noviembre de 2008

Cuando el sistema económico es la publicidad.

Ya ha acabado la reunión de pastores celebrada en el país de los usanianos. Y como bien dice el refrán "Reunión de pastores, oveja muerta". No ha habido soluciones drásticas, y la refundación del capitalismo se ha quedado en continuismo, clientalismo y servidumbre. 
Hasta ahora, nuestro sistema económico occidental no era el capitalismo, sino la publicidad. El capitalismo es el sistema económico basado en "el predominio del capital sobre el trabajo como elemento de producción y creación de riqueza,  y en el control sobre los medios de producción por parte de quienes poseen el primer factor". 
Pues bien, desde hace al menos treinta años, el capitalismo occidental dejó paso a otro sistema definido de la siguiente manera: "predominio de las ideas y las ventas sobre el trabajo y sobre la producción que mediante técnicas de ventas incrementan el valor de la nada hasta llegar a la eclosión, dónde los que ponen el trabajo físico acaban pagando a los de las ideas mediante fondos públicos mientras que éstos se llevan el capital a paraísos fiscales y se ofrecen como salvadores del sistema". Es decir, que cualquier cosa o estupidez sublime, bien adornada y convenientemente embalada puede valer un pastón mientras no se abra el paquete. Este paquete va circulando de mano en mano añadiéndole valor. En cada caso, el que posee el paquete avala sus actos económicos con el mismo. Pero como el hombre es desconfiado por naturaleza, he aquí que en un momento dado, alguien abre el paquete y se encuentra que no hay nada. Entonces todo se derrumba para el último pooseedor y para los que han avalado, mientras que el primogénito se ha llevado la pasta a las Islas Caimán.
Ahora, una vez roto el paquete, los genios del mundo mundial se han reunido con el salvaguardista del empaquetador y han llegado a la conclusión de que hay que poner ventanas en el paquete para ver lo que hay pero no acabar con la planta de empaquetación.
De impedir que los Chinos y los Indios trabajen por dos euros al mes, jodiendo las economías occidentales y haciendo rico al importador de las mercancías de esos países, no se ha dicho nada (bueno si se ha dicho. Se ha dicho que es mejor seguir así). Se pretende que, en lugar de mejorar los salarios y las condiciones de Chinos e Indios empeoremos las del mundo occidental hasta ponerlas al nivel de aquellos. No se dan cuenta de que, en esta economía basada en la publicidad, quien consume es el que pone el trabajo físico y que si éstos empeoran en sus condiciones salariales dejan de consumir y se "jode" el invento. Pero en fin, si los líderes del mundo mundial han seguido al del deliriums tremens, por algo será y como dice D. manuel Saco, todos no pueden estar equivocados. O si.

Salud, educación, más lectura, menos TV y más conciencia social.