martes, 11 de noviembre de 2008

Cuando la Zorra cuida las gallinas

Erase una vez un encargado de una granja que tenía un gallinero.  Este encargado decidió un día cazar una zorra que le cuidase el gallinero porque así además espantaría al resto de las zorras. El encargado contó a todos sus "colegas" de las granjas de alrededor que tenía un nuevo guardián en su granja y que cada vez tenían más gallinas. Como el encargado iba bien vestido y su imagen entre los lugareños era ejemplar, todos le creyeron. Incluso llegó a enterarse del nuevo guardián el dueño de la granja, quién no preguntó de que se trataba. Simplemente se fió de su encargado. Se fue corriendo la voz y llegó la noticia a la provincia limítrofe. Desde allí llegaron peticiones para hacerse con un guardián de granja como aquel. El encargado empezó a cobrar por la reserva de nuevos guardianes, prometiendo que pronto los llevaría en mano a cada granja. El rumor se fue extendiendo y cada vez había más y mas peticiones. El encargado dejó su puesto en la granja y se dedicó única y exclusivamente a prometer servir cuanto antes los guardianes. El bulo fue creciendo más y más y cada vez había más y más peticiones de ese nuevo guardián que incrementaba el número de gallinas. El granjero vino a ver con sus propios ojos la maravilla del nuevo guardián. Cuando llegó a la granja se encontró con una zorra y apenas 30 gallinas de las más de 300 que tenía en un principio. La noticia se extendió como la pólvora y todos los que habían  pagado por la reserva de un nuevo cachorro guardián, tuvieron que vender parte de las gallinas para no quebrar. Muchas de la granjas tuvieron que cerrar. La situación fue tal que, el granjero dueño del gallinero dónde la zorra "cuidaba" de las gallinas, convocó a todos sus vecinos y algunos de los más importantes granjeros de las provincias limítrofes a una reunión para poner las bases de una nueva época en la que nunca más hubiera zorras cuidando de las gallinas. Para ello nombró a su encargado como principal ponente del debate y todos los demás le siguieron como las ratas seguían al flautista de Amelín.
A esa reunión la llamaron G-20 y el dueño de la granja era un borracho estúpido que había ganado la granja en una partida, gracias a que su hermano había hecho trampas. Y el encargado pese a su dinero, lleva calcetines llenos de tomates.

Salud, educación, más lectura, menos TV, menos catecismo y menos salvadores!