viernes, 29 de mayo de 2009

¡Barrabás es el armador!


Cuando yo era niño, había un par de amiguetes coyunturales que, cuando venían mal dadas, enseguida “tiraban” de lo que hoy llamamos trapos sucios de sus compañeros para que la trastada en la que todos habíamos participado, se convirtiera en la trastada de un par de nosotros y en la mala influencia a los demás que, de barrabeses pasaban a ser mártires de una confabulación.
Eso que, en aquella época, sólo lo usaban los niños y era cosa de niños, hoy algunos se empeñan en convertirlo en “cosas de mayores”.
La Camorra ya no sabe que armas usar para volver al poder, y en su desvergüenza y desvarío (y populismo ignorante y becerril), acusan al de al lado de las cosas que ellos llevan haciendo toda la vida. Porque sino recuerdo mal, no hace ni una semana que Camps acudía a declarar como imputado en un coche oficial. El Imputado por cohecho y malversación es Francisco Camps y no el Presidente de la Generalitat Valenciana.
Si tampoco recuerdo mal, el actual poseedor del honorífico título de “tonto de España” iba montado en un helicóptero de la BESCAM (helicóptero sufragado por todos los madrileños) cuando tuvo el accidente en el que él y la Verdulera en Vallekas iban montados. Lo de este incidente es bastante peor de lo que ellos denuncian porque iba montado en un helicóptero de la CAM sin ostentar ningún cargo público.
Pero, al igual que cuando éramos niños, los barrabases se convertían en angelitos de dios apelando al engaño, La Camorra utiliza la poca memoria del pueblo, el desinterés por la política y el hartazgo par hacer del engaño permanente su única arma política.
Eso hace mella en el votante medio que acaba por asumir que “todos son iguales” y que al menos los ricos (o sea La Camorra) no se llenarán los bolsillos porque ya los tienen llenos. Pero los pobres angelitos, votantes medios, no se dan cuenta que la avaricia es algo innato, si no al hombre, por lo menos al español y que los ricos nunca están conforme con lo que tienen y siempre quieren más.
Deberíamos pararnos dos minutos cada día a pensar hacia dónde va irremediablemente esta nave llamada España, en la que cada parte del barco rema para su lado. La proa hacia delante, los de la popa hacia atrás (y encima pretenden llamarse “manos limpias”, tiene cojones). Los de babor hacia la izquierda y los de estribor arriman el ascua a su sardina. Total que en este tipo de navegación la nave se escora hacia el lado en el que la gente más rema y parece que aquí los de babor somos más pero remamos menos, y los de estribor, aún siendo menos, cuentan con que el armador y todos los suboficiales de la nave reman y hacen remar para el lado que a ellos más les conviene.Debería haber pronto un motín que acabase con el armador y los suboficiales sino queremos quedarnos sin botiquín, sin cuarto de juegos de los niños y teniendo que remar con nuestros propios remos y, como antaño, a base de látigo.