jueves, 18 de junio de 2009

El Aborto de la SICAR, S.A


Dice el insano Martínez Camino, a la sazón portavoz de la D. G. de la SICAR, S.A., que “el estado no puede imponer ninguna moral”. Quizá el subconsciente le ha jugado una mala pasada al Sicario, quién acostumbrado a imponer todo durante siglos se encara con el estado, no ya porque éste intente imponer una u otra forma de pensar, sino porque la iglesia ya no puede influir en la legislación de este país.

¿Dónde vamos a parar? Se preguntan los sicarios. Tal vez a ellos les gustaba más la ley de vagos y maleantes y la de represión social, que la ley voluntaria de interrupción del embarazo.

No ha muchos años que en este país se te podía poner morado de hostias en la D.G. de la policía por el delito de ser maricón, rojo o ateo. Todo ello por orden y gracia del enano que llevaban bajo palio y el beneplácito de la SICAR. También te podían matar por pertenecer a un partido político o por robar unas gallinas.

Pero claro eran otros tiempos dónde la vida humana valía lo que dictaminaba el dictador. Ahora, después de treinta años de democracia estos amorales se posicionan a favor de una supuesta vida, mientras les importa un comino que decenas de niños hayan sufrido acosos sexuales y morales además de palizas por miembros de su compañía, sin que sean capaces de pedir perdón y con la osadía de decir que es peor abortar que maltratar y acosar sexualmente a un niño.

Yo no creo en dios, y en parte es gracias a estos individuos de dispersa moral que van por el mundo opinando de lo que ni saben ni conocen, perdonándo la vida cuán si fueran dueños de ella, excomulgando como si eso tuviera algún efecto a estas alturas y apropiándose de lo que nunca ha sido suyo: el pensamiento del hombre.

Vaya usted a cagar señor Camino y si quiere excomulgar a alguien empiece conmigo y ya de paso me borra de todos sus libros y registros.