martes, 24 de noviembre de 2009

El regreso de la Edad Media


Hoy por hoy existen dos tipos de cambio climático. El que afecta al tiempo meteorológico y el que afecta al clima laboral. Tanto el uno como el otro son consecuencia de la vorágine multinacional que quiere más y más y que no va a parar hasta fagocitar el mundo y al hombre. Los expertos de esa vorágine intentan descalificar a quienes denuncian ambos sucesos y sacan a la luz artículos y pruebas que niegan lo evidente.
El otro día en la tele-Rancia, decían que científicos de no se que universidad habían descubierto que los niveles de CO2 aumentaban conforme se llegaba al periodo extremo de calor entre glaciación y glaciación. Con eso nos querían enseñar que el espectacular aumento que sufrimos de los gases de efecto invernadero no son consecuencia de la mano de esos hombres dispuestos a todo con tal de ganar más y más dinero, sino consecuencia de la “normalidad” de la madre naturaleza.
El cambio del clima laboral es bastante peor a corto plazo y más incisivo para el bienestar del hombre. A base de insistir en las mismas mentiras, quienes han provocado este agujero económico, están consiguiendo lo que querían antes de iniciar el caos. Ya nada va a ser igual que antes. Y la salida de emergencia parece que lleva por el camino de la derrota de los derechos y la sumisión, la esclavitud y el servilismo.
El Gobierno ZP había resistido hasta ahora a los cantos de sirena de la reforma laboral. Ayer, hasta Iñaki Gabilondo se disculpaba ante el patán y zafio gobernador del Banco de España. Quienes nos han dejado sin trabajo y sin dinero ganan la apuesta. Trabajaremos más horas por menos dinero (al paso que vamos, acabaremos trabajando por la comida y poco más). A ello se junta la opinión de otro de los expertos que desde su butaca de los 300.000 euros al año, un tal Trichet, nos indica que los bancos españoles son el camino a seguir por el resto de la banca europea. Ya no basta que la banca juegue y especule con nuestro dinero. Ya no basta que nos cobren los intereses de los préstamos tres o cuatro puntos por encima del euribor. Ahora, todos los bancos europeos deben cobrar por servicios como el de los cajeros, la emisión de tarjetas, solicitar información, hacer cambios de dinero de una cuenta a otra, sacar dinero, tener cuenta abierta o el resto de la interminable lista de cosas por la que los bancos españoles nos cobran sus impuestos revolucionarios.
La reforma laboral está en marcha. El despido será por fin sin ataduras para las multinacionales. Podrán, por fin, como Electrolux, marcharse de este mísero país en busca del salario inexistente sin coste alguno y con las arcas llenas de subvenciones.
Nos tendremos que conformar con vivir de subsidios y del sudor de todo nuestro cuerpo.
Por su parte el gobierno prepara un sucedáneo plan del cambio económico que básicamente consiste en que los de siempre paguemos más impuestos. Ahora le toca al petróleo y sus derivados. Con la falsa receta ecológica del ministro al que acabaron echando de Greenpeace, Zapatero persigue llenar las arcas del estado para poder pagar los subsidios. No se ha atrevido a nacionalizar las numerosas ganancias de la banca (con ellas se conseguiría acabar con el agujero presupuestario) pero si se atreve con quién le llevó a la Moncloa. Y lo peor de todo es que no hay alternativa posible. A un mal Zapatero le sigue un peor Rajoy que trae bajo el brazo medidas berlusconianas que acaben con los numerosos procesos de corrupción abiertos contra su formación. Y en Izquierda Unida elegimos al mayor carca de la formación que nos viene con las ideas estalinistas de la Rusia del 18.
Así que preparémonos para el trabajo de sol a sol por salarios ridículos. Despidámonos de jubilaciones a los sesenta y cinco. Despidámonos de una sanidad pública y gratuita. Digamos hola al liberalismo salvaje que nos está ganando la batalla. Adoremos a Doña Rancia y doña multinacional. Todo ello bajo la zanahoria de crear un tejido productivo para que no dependamos del especulador ladrillo. Como si lo que nos viene fuera menos especulador y más social.


Esto no lo arreglan ni los Mayas y su 21 de diciembre de 2012.


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