miércoles, 18 de noviembre de 2009

Perder el tiempo, joder el ecosistema



Hoy traigo la noticia “chorra” del día. Resulta que unos arqueólogos neozelandeses han montado una excursión a la antártica en busca y captura de unas cajas de whisky de malta escocés (que ya no se fabrica) abandonadas por un explorador irlandés llamado Ernest Shackleton en uno de sus numerosos intentos por llegar al Polo Sur entre los años 1907 y 1909.
Lo primero que me sorprende es que coño hacía el explorador irlandés haciendo tirar a sus pobres perros de un trineo con unas cajas de pimple. No me extraña que no consiguiera llegar al Polo. Si la expedición se componía de cajas de whisky, seguro que no era el humo el que cegaba sus ojos pero si la niebla que le producía dicha bebida en su cerebro.
Y aquí viene ahora lo ¿bueno?¿disparatado?. Resulta que esos exploradores neozelandeses descubrieron por casualidad las cajas de agua de fuego, que decían los indios, al instalar sobre ellas una tienda de campaña en otra expedición llevada a cabo en 2006. Hasta aquí todo normal. También parece normal que quieran sacar de ahí las botellas del apreciado elemento, ya que es de una marca que ya no se fabrica y porque son antiguas. Estos arqueólogos piensan llevarse la mercancía a Nueva Zelanda, restaurarla y, aquí viene lo disparatado, volverlas a dejar dónde se encuentran ahora ya que en los acuerdos de conservación histórica firmados sobre la Antártica así lo recoge.
Yo me pregunto que cohones es lo que piensan restaurar. No se si lo que van a hacer es pimplarse el whisky y dejar luego las botellas, sacarlo de las botellas antiguas y meterlo en otras nuevas parecidas, reemplazar estas botellas por otras o simplemente darle un lijado y barnizado a la caja de madera dónde están las mismas. También digo yo, que aunque no soy muy listo y además soy muy profano en la materia, que como dicen en mi pueblo, para ese viaje no hacía falta esas alforjas. Porque si al final van a dejar la mercancía dónde estaba, ¿Qué mejor conservación que la que ya tienen? Porqué tocar las narices al medio ambiente con un grupo de personas allí, que dan calor, que van a taladrar el hielo y que no van a dejar las cosas conforme ahora están.
Y es que parece que hay científicos que dedican sus estudios a las mayores chorradas del mundo.
Eso sí, visto desde el punto de vista de alguien que no sabe lo que dice y que es profano en estos laudes.
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