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Cuando hace alrededor de un año Zapatero anunció el cambio de sistema debido a la crisis propiciada por las sanguijuelas especuladores que mediante hipotecas subprime o hipotecas basura hicieron estallar una burbuja que se llevó por delante, primero a la Banca Lehman brothers, más tarde al sistema económico mundial y por último al sistema del especulativo ladrillo español, muchos fuimos pesimistas en que un sólo hombre pudiera acabar con el poder de la especulación y de las mafias que controlan el dinero.
Un año y poco después vemos que el citado cambio no sólo no ha existido sino que los que pagamos los despropósitos de tanto hijo de mala madre, somos los que vivimos del empleo de otros. Los que religiosamente pagamos impuestos directos mediante el IRPF que nos descuentan mensualmente de nuestra nómina y, sobre todo, numerosos impuestos indirectos (en cantidad monetaria) a través del IVA. IVA que por cierto subirá a partir de Junio para intentar paliar todo el agujero que han realizado en el sistema económico español todos esos señores, que mediante regalos de trajes, corbatas, viajes y otros souvenirs, acababan recalificando hasta el agua del mar y poniéndole ladrillos y cemento encima.
Ahora, los especuladores, los dueños de nuestras vidas, no sólo no han cambiado sino que se beneficiaron de los dineros de nuestros impuestos para salvar sus negocios. Y como pago y agradecimiento al sobreesfuerzo de los curritos, amenazan ahora con llevarnos no ya a la ruina, sino a la miseria. Se habla estos días del peligro de la quiebra de la deuda pública emitida por el estado. Y todo porque unos señores ayudados por dos de los hideputas más grandes que hay ahora sobre la faz de la tierra, uno el terrateniente y dueño de numerosos medios de comunicación y el otro su fiel escudero presunto genocida y gastador de botellas a quién, además de por malversar fondos públicos, habría que juzgar también por traición, sin olvidar las vaiveantes acciones del ejecutivo español, bien, pues esos carroñeros del capital andan estos días calentando instrumentos financieros para que la cotización de la deuda española suba y así obtener mayor rentabilidad. Esto hace que España deba pagar mayor interés por la deuda pública con el consiguiente aumento del gasto (más información en Tiburones en la Costa.
Y Zapatero, ya olvidado de aquella promesa de un mundo mejor, sin hijoputas chupasangres, con más solidaridad y más fraternidad, se empeña en seguirles el juego, le hace la maleta a su menestra de Economía (la que pone tesón y trabajo pero poca productividad) y la manda de tournée por Europa a convencer, primero a los asaltafolios del Financial Times de que nuestros dineros son solventes, y después, a rogar a los de la pasta que, por favor no nos hagan la putada de llevarse sus inversiones a otros países dónde puedan manejar a su antojo las subidas y bajadas de intereses. Y si hace falta, pues incrementamos el interés de la deuda pública, o les regalamos lo que queda de costa para que la llenen de cemento o les exoneramos de impuestos. Total que más da. Lo importante es que los de siempre sigan viviendo su mundo de lujo, putas, drogas y fiesta a cuenta de los que ponemos las calles por la mañana temprano.
Y el Abad TDLC se relame, viendo que por fin llegará su hora de asaltar la Moncloa y quedarse con ella. De regalar España entre sus amigos. Sin pensar (bueno esto es un eufemismo) que probablemente ni llegue y si llega ya no habrá nada que regalar. Porque gracias a su jefe (el presunto genocida, malversador, traicionero y gastador de la botella) y al jefe de su Jefe y a los amigos de éstos, a lo peor nos vemos de vuelta en el siglo XVIII.
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Cuando hace alrededor de un año Zapatero anunció el cambio de sistema debido a la crisis propiciada por las sanguijuelas especuladores que mediante hipotecas subprime o hipotecas basura hicieron estallar una burbuja que se llevó por delante, primero a la Banca Lehman brothers, más tarde al sistema económico mundial y por último al sistema del especulativo ladrillo español, muchos fuimos pesimistas en que un sólo hombre pudiera acabar con el poder de la especulación y de las mafias que controlan el dinero.
Un año y poco después vemos que el citado cambio no sólo no ha existido sino que los que pagamos los despropósitos de tanto hijo de mala madre, somos los que vivimos del empleo de otros. Los que religiosamente pagamos impuestos directos mediante el IRPF que nos descuentan mensualmente de nuestra nómina y, sobre todo, numerosos impuestos indirectos (en cantidad monetaria) a través del IVA. IVA que por cierto subirá a partir de Junio para intentar paliar todo el agujero que han realizado en el sistema económico español todos esos señores, que mediante regalos de trajes, corbatas, viajes y otros souvenirs, acababan recalificando hasta el agua del mar y poniéndole ladrillos y cemento encima.
Ahora, los especuladores, los dueños de nuestras vidas, no sólo no han cambiado sino que se beneficiaron de los dineros de nuestros impuestos para salvar sus negocios. Y como pago y agradecimiento al sobreesfuerzo de los curritos, amenazan ahora con llevarnos no ya a la ruina, sino a la miseria. Se habla estos días del peligro de la quiebra de la deuda pública emitida por el estado. Y todo porque unos señores ayudados por dos de los hideputas más grandes que hay ahora sobre la faz de la tierra, uno el terrateniente y dueño de numerosos medios de comunicación y el otro su fiel escudero presunto genocida y gastador de botellas a quién, además de por malversar fondos públicos, habría que juzgar también por traición, sin olvidar las vaiveantes acciones del ejecutivo español, bien, pues esos carroñeros del capital andan estos días calentando instrumentos financieros para que la cotización de la deuda española suba y así obtener mayor rentabilidad. Esto hace que España deba pagar mayor interés por la deuda pública con el consiguiente aumento del gasto (más información en Tiburones en la Costa.
Y Zapatero, ya olvidado de aquella promesa de un mundo mejor, sin hijoputas chupasangres, con más solidaridad y más fraternidad, se empeña en seguirles el juego, le hace la maleta a su menestra de Economía (la que pone tesón y trabajo pero poca productividad) y la manda de tournée por Europa a convencer, primero a los asaltafolios del Financial Times de que nuestros dineros son solventes, y después, a rogar a los de la pasta que, por favor no nos hagan la putada de llevarse sus inversiones a otros países dónde puedan manejar a su antojo las subidas y bajadas de intereses. Y si hace falta, pues incrementamos el interés de la deuda pública, o les regalamos lo que queda de costa para que la llenen de cemento o les exoneramos de impuestos. Total que más da. Lo importante es que los de siempre sigan viviendo su mundo de lujo, putas, drogas y fiesta a cuenta de los que ponemos las calles por la mañana temprano.
Y el Abad TDLC se relame, viendo que por fin llegará su hora de asaltar la Moncloa y quedarse con ella. De regalar España entre sus amigos. Sin pensar (bueno esto es un eufemismo) que probablemente ni llegue y si llega ya no habrá nada que regalar. Porque gracias a su jefe (el presunto genocida, malversador, traicionero y gastador de la botella) y al jefe de su Jefe y a los amigos de éstos, a lo peor nos vemos de vuelta en el siglo XVIII.
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