martes, 16 de febrero de 2010

La hijoputez como forma de vida

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Hoy Público se hace eco de unas repugnantes declaraciones el teniente de alcalde de Valencia sobre Santiago Carrillo. Los que se dedican profesionalmente al trinque desde las posiciones más fascistas, se las dan de valientes y de patriotas, pero son en realidad una serie de mamarrachos cobardes que no dan puntada sin tener el hilo bien sujeto.
Hacen mentirosas declaraciones sabiendo que detrás hay "amigos del alma" que sobreseerán cualquier intento de llevarles a los tribunales. Hacen calumniosas declaraciones sabiendo que, quién ose meterles en el mismo saco, acabará ingresado en la trena por orden y auto de los "amigos del alma".
No caeré en la trampa de reflejar por escrito todo el asco que me dan el teniente de alcalde y sus amigos de los trajes nuevos. Simplemente les llamaré cobardes y mentirosos. Si tuvieran una sóla prueba de que Carrillo fue el que dio la orden de ejecutar a los presos de guerra en Paracuellos, no tardarían ni un segundo en ir al currelo de uno de sus "amigos del alma" a presentar una denuncia por genocidio. Pero no. Lo que los trincosos pretenden es simplemente deformar la historia y difamar. Difundir sus historias de miedo para que los más jóvenes, los que no saben lo que pasó en el 36, piensen que los suyos eran los buenos. Que lo que hicieron sus abuelos y padres estaba justificado. Que luchaban contra el comunismo. Y no, lo que hicieron fue levantarse contra un estado legalmente establecido. Contra un gobierno surgido de la voluntad popular. Voluntad que como no supieron ganar ni pudieron comprar, se aplicaron en abatirla por la fuerza de las armas. Y si fuera igual que ellos podría decirles que en Paracuellos se ajusticiaron a alrededor de 2000 sublevados contra la República Española y por tanto traidores, pero que en Badajoz se asesinaron a más de 10.000 personas, pobres la mayor parte de ellas. Y digo que se asesinaron y no ajusticiaron porque hacer "corridas" de personas en plazas de toros, es asesinato y no ajusticiamiento en tiempos de Guerra. Y podría hablarles de Somosierra, Valdorros, Madrigal del Monte, Lerma, Villamayor de los Montes, Aranda de Duero, Villahoz, Mecerreyes, ... y tantos y tantos pueblos donde los "buenos" que usted defiende y de los que es heredero, aunque no sea más que idiológicamente, llegaron con el camión de la Falange y dieron "el paseillo" a miles de personas inocentes cuyo único delito había sido votar al Frente Popular y hacerlo público.

Ustes se sintieron muy dolidos porque Santigo Carrillo dijera que la derecha de ahora es igual a la del 36. Ustedes sabrán porqué tanta ofensa. Pero como dicen en mi pueblo, sólo las verdades ofenden. Y salvo que ahora las formas de acabar con la gente y con su voluntad expresada en las urnas es mucho más refinada y perversa, sus actitudes son las mismas. Ahora en lugar de generales, siempre hay algún atolondrado diputado necesitado de dinero dispuesto a cambiar el voto.

La verguenza es algo con la que los trincofascistas no nacen. La verguenza es inversamente proporcional a la hijoputez. A más hijoputez menos veguenza. Desgraciadamente estamos viviendo una época en la que los trincofascistas con su dinero y sus medios de comunicación son capaces de convencer cada día a más TDLC. Pero que no crean que se puede comprar a todo el mundo, como quien compra trajes nuevos. Siempre habrá alguien dispuesto a denunciar sus tácticas y sus mentiras. Y por último que nunca olviden que como bien dice el refrán castellano, a todo cerdo le llega su San Martín.