En el día de hoy, desahuciado y cautivo el ejército estudiantil, la mediocridad, la estupidez, la soberbia, la mala educación y la botella han invadido la Universidad de Oviedo. Las tropas de la camorra apoyaron el paseillo del insufrible, quién a falta de argumentos y con los modales democráticos que le caracterizan, dedicó a los cautivos una soez peineta.
Este atolondrado ser, presunto genocida, estúpido, mal educado, ridículo y gastador de la botella, acostumbra a pasear su hedor verborreico por las universidades españolas. El que no debiera pisar este tipo de instituciones ni siquiera para portar las llaves o ir a buscar tizas, es instituído doctor horroris causa en muchas de estas instituciones dónde abundan los TDLC.
De su talante democrático del que da clases en paseillos con peinteas y bolígrafos entre los pechos de periodistas que hacen preguntas incómodas, poco más que decir. De su discurso lleno de odio, estúpido, fascista y enjuto podríamos decir que es tan interesante como la fecundación de un huevo de cartón piedra. De sus consejos imposibles, insufribles, amargados y llenos de la más infantil estupidez, podríamos comentar que parecen sacados de las tertulias económicas de bar, serrín, cacahuetes y chiquitos.
De sus pertinaces apariciones televisivas en las que suplica a los suyos que le aclamen para que su vuelta sea irremediable, sólo decir que, es tan patético como el discurso de la Tamara Seisdedos (o de su hermana gemela una tal Rosa Diez).
Dice el muy estúpido, en un ataque de soberbia supina, que lo que nos pasa es que no podemos vivir sin él. Como dicen en mi pueblo, piensa el ladrón que todos son de su condición, y nosotros, almenos yo, no necesitamos ningún tipo de veneno cerebral que nos estimule. El necesita la botella para que le diga lo que debe o no debe de hacer. Nosotros solo necesitamos que se le juzgue por genocidio y si es posible que le den un casco y un cetme y lo dejen en mitad de Irak. Las enfermedades cuanto más lejos mejor y este cancer si no se puede curar, deberían extirparlo antes de que extienda su odio a gente anodina como él.
Salud, al pan, pan, y al vino, el insufrible.
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De su talante democrático del que da clases en paseillos con peinteas y bolígrafos entre los pechos de periodistas que hacen preguntas incómodas, poco más que decir. De su discurso lleno de odio, estúpido, fascista y enjuto podríamos decir que es tan interesante como la fecundación de un huevo de cartón piedra. De sus consejos imposibles, insufribles, amargados y llenos de la más infantil estupidez, podríamos comentar que parecen sacados de las tertulias económicas de bar, serrín, cacahuetes y chiquitos.
De sus pertinaces apariciones televisivas en las que suplica a los suyos que le aclamen para que su vuelta sea irremediable, sólo decir que, es tan patético como el discurso de la Tamara Seisdedos (o de su hermana gemela una tal Rosa Diez).
Dice el muy estúpido, en un ataque de soberbia supina, que lo que nos pasa es que no podemos vivir sin él. Como dicen en mi pueblo, piensa el ladrón que todos son de su condición, y nosotros, almenos yo, no necesitamos ningún tipo de veneno cerebral que nos estimule. El necesita la botella para que le diga lo que debe o no debe de hacer. Nosotros solo necesitamos que se le juzgue por genocidio y si es posible que le den un casco y un cetme y lo dejen en mitad de Irak. Las enfermedades cuanto más lejos mejor y este cancer si no se puede curar, deberían extirparlo antes de que extienda su odio a gente anodina como él.
Salud, al pan, pan, y al vino, el insufrible.
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