jueves, 11 de marzo de 2010

El 11-M. Recordatorio de un día aciago.

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Hoy sólo quiero recordar a los 197 muertos del 11-M.. Trabajadores, estudiantes, amas de casa, gente llana que tuvo la desgracia de tener que usar el tren para ir al trabajo, a la universidad o a su casa.
Como dice el agudo Spaanjard , mientras eso sucedía, los banqueros se estaban afeitando y la chacha se ocupaba de sus críos, los dueños de las boutiques del Barrio de Salamanca estaban en la cama y Aceves y compañía hacían lo de todos los días: nada.
No es casualidad ni mala suerte como dice Manolo Saco que los que murieron sean todos gente humilde. No es casualidad ni mala suerte que cuatro estúpidos gobernaran en cuatro países que intentaron que uno de ellos se adueñara del petróleo de Irak. Las casualidades no existen.

Para recordar a estos héroes, hay que dejar claro que los autores fueron unos hijoputas racistas y xenófobos a los que el odio de su religión les ciega la mente y la razón. Que el gobierno de entonces era del Partido Popular. Que no supieron (o a lo peor no quisieron) evitar los atentados. Que intentaron en todo momento sacar rédito político a los muertos intentando desviar el punto de mira hacia los otros hijoputas malnacidos de la ETA.

Dejar claro, que seis años después de la muerte de estos inocentes, la camorra editorial sigue intentando manipular la información con el fin de beneficiar a los trincofascistas.
Dejar claro que ni existe ácido bórico, ni tramas de Mondragón, ni contactos entre hijoputas (bueno eso habría que preguntarselo al del liguero rojo y las botas de montar con qué otros hijos de la profesión de su madre se relaciona).

Dejar claro, que si hay un culpable moral de este atentado ése es el insufrible que con sus ansias de pasar a la historia como líder mundial, nos metió en una guerra injusta e ilegal.
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