lunes, 8 de marzo de 2010

El respeto, ni mercadería ni arma impositiva

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Hoy, nuevamente, la portavoz del Consejo General del Poder Judicial ha salido a la palestra a pedir respeto para los jueces. Respeto para el juez que sin pruebas y con un auto nada habiual, evita la presunción de inocencia y acusa a todo un gobierno de un país de colaborar con el terrorismo internacional a base de suposiciones.

Respeto para las decisiones de los que quieren "linchar" jurídicamente al juez más admirado por los españoles y con más caché en el exterior. Curiosamente no se pide el respeto para las decisiones de este Juez.

La portavoz del CGPJ acostumbrada quizá a llevarse por delante a quién la contradiga mediante la figura del desacato, olvida que la resolución del Juez Velasco nos ha metido en un enorme charco diplomático del que nadie sabe cómo vamos a salir. Olvida, que los que pensamos que la decisión de éste Juez es otro de los ataques al gobierno legalmente establecido, tenemos abundantes motivos para creerlo. Y como no se podía esperar menos, el Jefe de la OPUSición, ya ha aprovechado este auto, que como digo no aporta ni una sóla prueba de lo que dice, para meterle otro palo en el ojo del gobierno Zapatero. Y tampoco olvidamos que este juez formó parte de un gobierno del PP.

Y por último, la portavoz olvida lo más importante, el respeto se consigue a base de una vida recta, sin decisiones contra el sentido común, siéndo ecuánime con todos y no escorándose hacia ningún extremo. Decisiones como la de juzgar al juez que está sumariando el caso más importante de corrupción política de España, la admisión a trámite de querellas de los herederos de los asesinatos de la dictadura, de los propios implicados en el caso Gürtel, las misas diarias, la pertenencia a grupos como el OPUS DEI, no apartarse en decisiones de sobreimiento de los que se han declarado "amigos del alma", de no apartar a la juez que "olvida" firmar la continuación de la prisión incondicional para el guardia civil que asesinó a su esposa cuando ésta iba a denunciarle por malos tratos, de poner multas "simbólicas " a quién olvida meter en la cárcel a un acosador mientras que inabilita tres años a su subordinada, pertenecer a corrientes políticas, intentar arreglar viejas rencillas contra adversdarios y sobre todo arrimar siempre el ascua a la sardina del que le ha puesto a uno dónde está, no produce el tan solicitado respeto sino animadversión , rechazo y cachondeo.

El respeto no se pide, ni se compra ni se impone, se gana día a dia.

Respeto pueden pedir los humilides y pobres que no pueden conseguirlo mediante posiciones predominantes y a los que todo el mundo machaca e ignora.

Los que están siempre por encima del bien y del mal, los que viven en un mundo imaginario, los intocables, los que nunca se equivocan y los que nadie sabe cúanto trabajan, no deben pedir respeto. Deben bajarse de esa nube en la que viven, intentar ser imparciales y justos, proteger al desfavorecido y no al que puede pagarse grandes abogados y sobre todo olvidarse de la política. Un juez (y aquí está incluído Garzón) nunca debe tener escarceos políticos. Eso le inhabilita para tomar decisiones justas.

¡Gánense sus señorías el respeto y no intenten conseguirlo a base de amenzas!

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