martes, 20 de abril de 2010

El CAPITAJETISMO

_ -_-_



Llevo unas cuantas horas pensando si hacerme creyente. No, no me he vuelto loco, ni he visto la luz esa que dicen los iluminados. Pero es que vamos a tener que confiarnos a dios para poder sobrevivir. Por que cada vez que la naturaleza ruge, acabamos pagando las consecuencias los mortales de a pie. Ahora resulta que como los espacios aéreos de media Europa llevan cerrados casi una semana, los de las compañías aéreas dicen que ya han perdido una cuarta parte de lo que facturan en un año y que por tanto necesitan que los estados les ayuden. Y claro sale el sociaployas de Almunia a confirmar lo que las aeronáuticas pretenden. Y aquí es dónde nos debemos encomendar a dios, sobre todo para no tener que ir a Bruselas y liarse a mamporros con el sociaployas que tuvo que examinarse de peloteo para no perder su cartera de comisario. Porque, si resulta que estos señores dicen que pierden un cuarto de su facturación anual en cuatro días, o mienten como bellacos cuando presentan sus cuentas anuales a las haciendas públicas o mienten ahora con el fin de que todos les paguemos lo que han dejado de recaudar (que no pérdidas).

Los nuevos fascistas, los democratacristianos que se dicen socialistas, los liberales y los de centro derecha, han creado un nuevo sistema económico que ya no es el capitalismo. Si a los que creemos en la igualdad social, en la lucha de clases, en una sociedad más justa, en la erradicación de las diferencias del primer al tercer mundo, en la sostenibilidad de la economía y del planeta y en la ecología, ya se nos ponían los vellos de punta cada vez que sufríamos el salvaje capitalismo, ahora es para echarse al monte a causa del CAPITAJETISMO. Este nuevo sistema consiste básicamente en que los bancos, multinacionales y grandes compañías se pueden dedicar a cualquier tipo de operación comercial o negocio con LA garantía del estado. Es decir, que emprenden un negocio y si sale bien, intentan que los impuestos se vayan por los sumideros de los maletines hacia los paraísos fiscales, y si sale mal, papito estado está ahí para garantizar las ganancias con los impuestos de los que no pueden defraudar.

Mucho se habla en la red sobre el tema y los blogueros nos preguntamos si es que piensan que somos idiotas. Yo he llegado a la conclusión que no es que lo piensen, es que están convencidos de ello. Porque si no, no se entiende que los administrados permanezcan impávidos e impasibles ante tanta chabacanería de los políticos de turno. No hace ni un mes que el sociaployas de Almunia reclamaba austeridad en el gasto a España, por ejemplo. Parece que ayudar a los poderosos no es un gasto sino una inversión en su futuro. Estamos sumidos en una crisis de confianza y de valores que han provocado todos estos hijosdeputa que creen que el mejor sistema económico es el Capitajestismo, dónde hacen y deshacen con ganancias extraordinarias y con la garantía de que el estado se hace cargo en caso de venir mal dadas. Y las consecuencias las estamos pagando los de siempre: los que tienen trabajo y muchos de los que no lo tienen. No hay dinero para gastos sociales, para subsidios de desempleo, para una sanidad universal, para una educación pública de calidad ni para las carreteras que se agrietan día a día. Pero si lo hay para los bancos, para las eléctricas y ahora para las compañías aéreas. ¿Quién va a pagar lo que han dejado de ganar los que se dedican a la fresa en Lepe? ¿Quién va a ayudar a los que se dedican a las flores en canarias?¿Y a las indemnizaciones por incumplimiento de plazos de Correos y mensajerías? ¿Y a los empresarios de los bares y hoteles de la Costa del Sol? ¿Y a los taxistas de los aeropuertos de Las Palmas Y Tenerife? ¿Y a los heladeros del sur de España y de Baleares? ¿Y a los que han perdido sus casas por las inundaciones de este invierno en Andalucía? Esos como no tienen el poder de comprar personas y voluntades, esos no tienen derecho a indemnizaciones y subvenciones. Esos son los que pagan para que los otros vivan derrochando lo que la gran mayoría no tendremos ni en sueños.

***