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Hoy me he enterado que en el mundo hay todavía 27 millones de esclavos. No son esclavos que se compren y se vendan en mercados como en el siglo XVII. Son esclavos que trabajan para un montón de sinescrúpulos que les compran los frutos que sacan del campo a precios irrisorios. Son esclavos porque los mismos que les compran las cosechas les venden los aperos con préstamos que nunca acaban de pagar. Son esclavos porque sobre todo, no saben de cuentas, ni de lecturas ni de nada y son facilmente engañables. Son esclavos porque tienen hambre y sed e hijos que alimentar. Malviven en esas condiciones porque revelarse sería peor. Revelarse sería perder las cosechas, los aperos, los prétamos que no pueden pagar, sus infraviviendas. Son esclavos porque los que intentaron cambiar las cosas están enterrados en una cuneta.
Nuestra vida de mierda es un lujo comparada con la de esta pobre gente. Pero, puestos a pensar, las diferencias son notables y sin embargo las situaciones se parecen. Aquí, en el primer mundo, no hay esclavos. Pero si personas que necesitan imperiosamente trabajar porque tienen hijos que alimentar. Personas que piensan que revelarse sería aún peor porque entonces la posiblidad de trabajar sería todavía menor. Personas que venden su trabajo a quienes a su vez les venden una casa, un coche y una hipoteca que nunca acaban de pagar. Personas que no trabajan porque quienes les vendieron la promesa de una vida clasemedia, acabaron pifíándola en su afán de ganar más y mas. Y entonces decidieron que su mala cabeza deberían pagarla estos nuevos esclavos del trabajo que no ven a sus hijos, que tienen una casa que no disfrutan y que tienen una semana de vacaciones al año para acabar peleándose con su marido o mujer.
En el mundo hay veintisete millones de esclavos cuyos amos viven de engañarlos, de pisotearlos y sobre todo, de impedirles que adquieran cultura y sabiduría.
En el mundo hay montones de especuladores que viven de engañar, de calificar hipotecas subprime como AAA y en dos meses convertirse en papel sin valor. En el mundo hay montones de especuladores que viven de vender un sueño inalcanzable: coche, casa y vacaciones. Un sueño para el que hay que pedirles dinero que nunca acabaremos de pagar. Un sueño que, cuando sale mal nos cuesta aún mas dinero, mas trabajo y más pérdidas de libertad. En el mundo hay dos millones de personas que viven de explotar a 7.000.000.000 de seres humanos. ¿Cómo es posible que dos puedan más que siete mil?
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Hoy me he enterado que en el mundo hay todavía 27 millones de esclavos. No son esclavos que se compren y se vendan en mercados como en el siglo XVII. Son esclavos que trabajan para un montón de sinescrúpulos que les compran los frutos que sacan del campo a precios irrisorios. Son esclavos porque los mismos que les compran las cosechas les venden los aperos con préstamos que nunca acaban de pagar. Son esclavos porque sobre todo, no saben de cuentas, ni de lecturas ni de nada y son facilmente engañables. Son esclavos porque tienen hambre y sed e hijos que alimentar. Malviven en esas condiciones porque revelarse sería peor. Revelarse sería perder las cosechas, los aperos, los prétamos que no pueden pagar, sus infraviviendas. Son esclavos porque los que intentaron cambiar las cosas están enterrados en una cuneta.
Nuestra vida de mierda es un lujo comparada con la de esta pobre gente. Pero, puestos a pensar, las diferencias son notables y sin embargo las situaciones se parecen. Aquí, en el primer mundo, no hay esclavos. Pero si personas que necesitan imperiosamente trabajar porque tienen hijos que alimentar. Personas que piensan que revelarse sería aún peor porque entonces la posiblidad de trabajar sería todavía menor. Personas que venden su trabajo a quienes a su vez les venden una casa, un coche y una hipoteca que nunca acaban de pagar. Personas que no trabajan porque quienes les vendieron la promesa de una vida clasemedia, acabaron pifíándola en su afán de ganar más y mas. Y entonces decidieron que su mala cabeza deberían pagarla estos nuevos esclavos del trabajo que no ven a sus hijos, que tienen una casa que no disfrutan y que tienen una semana de vacaciones al año para acabar peleándose con su marido o mujer.
En el mundo hay veintisete millones de esclavos cuyos amos viven de engañarlos, de pisotearlos y sobre todo, de impedirles que adquieran cultura y sabiduría.
En el mundo hay montones de especuladores que viven de engañar, de calificar hipotecas subprime como AAA y en dos meses convertirse en papel sin valor. En el mundo hay montones de especuladores que viven de vender un sueño inalcanzable: coche, casa y vacaciones. Un sueño para el que hay que pedirles dinero que nunca acabaremos de pagar. Un sueño que, cuando sale mal nos cuesta aún mas dinero, mas trabajo y más pérdidas de libertad. En el mundo hay dos millones de personas que viven de explotar a 7.000.000.000 de seres humanos. ¿Cómo es posible que dos puedan más que siete mil?
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