miércoles, 5 de mayo de 2010

La burguesía madrileña


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Ayer nos contaba mi amigo Luis en su blog lo cobarde y voluble que es la sociedad madrileña. Dicen los equidistantes votantes de la Rancia o de Gallardón (porque no son los mismos) que el PSOE no tiene lider en la Comunidad de Madrid. No se si eso es cierto o no. La verdad es que el Secretario General de la Federación Socialista Madrileña y ex-alcalde de Parla no tiene mucho tirón que digamos a pesar de haber sido el alcalde más votado de España con un 75,35% de los sufragios. A los de IU ni los nombran por desconocimiento y por miedo a que les quiten lo poco que tienen. Y ahí veo yo el quiz de esta cuestión. En Madrid proliferan los burgueses cortesanos. La corte ya no es como en el siglo XVII pero todo burgués que se precie debe tener una foto con el Rey. Eso da prestigio y caché. Y es que esa burguesía madrileña que de puertas para dentro sufre para pagar su hipoteca y para conducir su coche pagado a cinco años, de puertas para afuera se comporta como si el dinero les creciera en el jardín de su chalet adosado. Se creen que su pijocasa, su pijocoche y su semana de camping en la playa son consecuencia directa de que la rancia gobierne en Madrid. Y no quieren ni pensar que si cambia el gobierno pueda cambiar su situación personal.

Lo peor de todo es que esa burguesía que se dedica a esconder su patrimonio para escaquear impuestos, se pasa el día declamando a quién quiera o no quiera escucharles que la sanidad es una mierda. Que se tardan entre seis y nueve meses en que te vea el especialista. Que los colegios concertados a los que llevan a sus hijos se están llenando de inigrantes que afean la concurrencia. Que los servicios públicos dejan mucho que desear y que la Rancia es un hija de su madre. Que para los inmigrantes siempre hay dinero y becas, que ellos pagan más impuestos que nadie. Que todos los políticos son iguales. Que todos está ahí para robar y que les da igual el pueblo.

Por supuesto, si consiguen aumentar su nivel económico, aumentarán su hipoteca comprando una vivienda más grande, una casa adosada y un X5 en lugar de un audi A4. Cambiarán el camping por un hotel de tres estrellas y la semana de vacaciones por diez o quince días. En realidad lo que están haciendo es imitar a escala 1:1000000 la vida de ricos y millonarios. La vida de los que dedican tres minutos de su contemplativa existencia a contratar gente que dedique su fortuna a la especulación. La vida de los que han sido o fueron sus jefes. La vida de las revistas del corazón. Sólo son imitadores. Y en eso consiste básicamente el sueño capitalista. En amontonar dinero para que las castas inferiores puedan imitar, a su manera, a los de la inmediatamente superior.

No les importa que los políticos roben, les timen o se financien ilegalmente, porque ellos, si pudieran también lo harían. De hecho, tambien en eso son imitadores. Trabajos sin factura, cobros y pagos en metálico, declaraciones de la renta fraudulentas, becas que no les corresponden pero a las que creen que tienen más derecho que nadie y coches deportivos comprados a nombre de la empresa.

Por eso votan lo que votan. Por eso se olvidan de los seis meses de lista de espera sanitaria. Por eso se olvidan de las mañanas pasadas delante de una ventanilla. De que el metro llega atestado y tarde. De que el autobús de "y media" hoy no pasó. De que hay cinco hospitales inaugurados dos veces pero aun sin médicos ni instrumental. De las peleas con el alcalde. De las empresas favorecidas con contratos públicos. De que unos terrenos del Canaal se le dieron a un amigo para construir un campo de golf pivado (que un juez ha revocado). De que el bonobús ha subido un 35%. De la deuda del Ayuntamiento que seguirán pagando nuestros bisnietos. De los parquímetros innecesarios. Y se olvidan también de leer. Pero nuca se olvidan de ver al Madrid, o al Atleti. Porque el futbol, al igual que su mierda de juego social, son lo más importante de sus anodinas vidas.

Salud, república y más escuelas.

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