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Hay veces en las que la inquina hacia una persona está más que justificada. Las personas caen mejor o peor, son más o menos simpáticas y están más o menos acertadas. Pero hay personas a las que un conocido mío calificaba como hijoputas con pintas verdes, que no solo caen mal, es que en si son un insulto a la inteligencia y un derroche de mala baba.
Planteaba hoy el diputado psoista en la Asamblea de Madrid José Cepeda una estúpida pregunta a la Rancia y al Vigilante sobre si ellos iban a pagar el supuesto impuesto que ZP va a poner a las rentas más altas, cuando la Rancia, con esa mala baba que le caracteriza y con ese roll de bruja mala de cuento que gasta, le ha contestado primero que el impuesto lo pagará José Bono (lo que no me parece, ni buena ni mala respuesta y tampoco ingeniosa ni fuera de lugar). Pero en el remate es dónde la rancia le ha echado la bilis acostumbrada, cuando le ha dicho al atolondrado diputado pesoista que ella no puede pagar ese impuesto porque es "pobre de pedir". Y aquí es dónde me reboto y saco todo lo peor de mi, aunque no pueda expresarlo aquí porque las palabras me llevarían directamente a Alcalá Meco. Porque hay que ser hijoputa con pintas, no verdes sino amarillas, para proclamar a los cuatro vientos que no llega a fin de mes con un salario de 108.000 euros anuales y para decir que es pobre de pedir con un patrimonio de más de 6.000.000 de euros (más de mil millones de las antiguas pesetas). La verdad es que esta tiparraca no puede ser más soez, más impúdica y más asquerosa. Esta es otra de los miembros del trincofascismo que se siente impune por el poder de las urnas y de los amigos que pululan con la toga.
Muchas veces, hemos hablado de que el P$&E no hace oposición en Madrid. Más bien hace el ridículo. La verdad es que no debe ser fácil aguantar día a día y sesión a sesión, la mala baba, la prepotencia, la estupidez supina y la incontinencia inicua. Pero creo que, mientras haya un millón y medio de censados en Madrid a los que les importe una mierda la mala baba, la represión, la paupérrima sanidad, la educación coartada y poco presupuestada, los masivos impuestos indirectos, las privatizaciones, una televisión sectaria y propagandista, los contratos de publicidad que nunca realizaron campañas publicitarias, el maltrato administrativo, las fiestas nacionalfascistas (Jueves Santo, El Corpus Cristi y el día de la Ascensión) y otras muchas cosas de las que La Rancia es catedrática, tendremos que tomar alcaselser para el estómago y motilium para las arcadas.
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Hay veces en las que la inquina hacia una persona está más que justificada. Las personas caen mejor o peor, son más o menos simpáticas y están más o menos acertadas. Pero hay personas a las que un conocido mío calificaba como hijoputas con pintas verdes, que no solo caen mal, es que en si son un insulto a la inteligencia y un derroche de mala baba.
Planteaba hoy el diputado psoista en la Asamblea de Madrid José Cepeda una estúpida pregunta a la Rancia y al Vigilante sobre si ellos iban a pagar el supuesto impuesto que ZP va a poner a las rentas más altas, cuando la Rancia, con esa mala baba que le caracteriza y con ese roll de bruja mala de cuento que gasta, le ha contestado primero que el impuesto lo pagará José Bono (lo que no me parece, ni buena ni mala respuesta y tampoco ingeniosa ni fuera de lugar). Pero en el remate es dónde la rancia le ha echado la bilis acostumbrada, cuando le ha dicho al atolondrado diputado pesoista que ella no puede pagar ese impuesto porque es "pobre de pedir". Y aquí es dónde me reboto y saco todo lo peor de mi, aunque no pueda expresarlo aquí porque las palabras me llevarían directamente a Alcalá Meco. Porque hay que ser hijoputa con pintas, no verdes sino amarillas, para proclamar a los cuatro vientos que no llega a fin de mes con un salario de 108.000 euros anuales y para decir que es pobre de pedir con un patrimonio de más de 6.000.000 de euros (más de mil millones de las antiguas pesetas). La verdad es que esta tiparraca no puede ser más soez, más impúdica y más asquerosa. Esta es otra de los miembros del trincofascismo que se siente impune por el poder de las urnas y de los amigos que pululan con la toga.
Muchas veces, hemos hablado de que el P$&E no hace oposición en Madrid. Más bien hace el ridículo. La verdad es que no debe ser fácil aguantar día a día y sesión a sesión, la mala baba, la prepotencia, la estupidez supina y la incontinencia inicua. Pero creo que, mientras haya un millón y medio de censados en Madrid a los que les importe una mierda la mala baba, la represión, la paupérrima sanidad, la educación coartada y poco presupuestada, los masivos impuestos indirectos, las privatizaciones, una televisión sectaria y propagandista, los contratos de publicidad que nunca realizaron campañas publicitarias, el maltrato administrativo, las fiestas nacionalfascistas (Jueves Santo, El Corpus Cristi y el día de la Ascensión) y otras muchas cosas de las que La Rancia es catedrática, tendremos que tomar alcaselser para el estómago y motilium para las arcadas.
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