Ayer, una amiga mía que no tiene ordenador, ni Internet, ni sabe lo que es un certificado digital y que su carnet de identidad aún es azul, se dirigió a una oficina de la Tesorería Territorial de la Seguridad Social para que le dieran un certificado del Vida Laboral que necesita antes del 1 de julio. En la oficina le dijeron que ya hace casi dos años que no los dan en el acto y que para solicitarlo, había una mesa con un teléfono y un 901 al que llamar. Mi amiga, ya con muy mala hostia por lo sucedido, se dirigió a una cola de más de 50 personas a esperar turno para llamar. Resulta que el operador del 901 es una máquina de esas que le dices Albacete y te responde “Ha escogido usted Soria, para confirmar diga si, para volver al principio diga no”. Tras mucha, mucha paciencia y más mala hostia consiguió que la maquinita le tomara los datos y le dijera que en seis días tendría el certificado en su domicilio. Pero curiosamente, mi amiga necesitaba dos ejemplares y como la máquina no atiende imprevistos, le preguntó al funcionario de turno y la respuesta fue “Vuelva usted a llamar”. Así que mi amiga, empezó a soltar improperios contra los funcionarios y a echarles en cara su merecida bajada salarial.
Yo que conozco a mi amiga y que se que no pensaba lo que decía y que era la ira la que hablaba por ella, me pregunto qué imagen estamos dando desde la administración española. La administración debe estar al servicio del ciudadano y no al revés. Ya se que el funcionario, que según mi amiga se estaba tocando los huevos detrás de un ordenador, pero que yo se que cumplía con su trabajo, no tiene la culpa. Pero en el siglo XXI, dónde cualquiera que tenga Internet y certificado digital puede sacar una Vida Laboral al instante, no se puede consentir que en una oficina de la administración se le mande al cliente (si cliente) a una línea de atención autómata de teléfono. Porque el administrado no lo entiende y con razón. El que ha inventado ese procedimiento es un cabestro que debería estar defenestrado automáticamente. Me imagino que la medida viene dada por la ley de protección de datos personales. Pero se vulnera mucho más la ley cuando tienes que andar a voces con la puta maquinita mientras todos los de la cola escuchan tu DNI, dónde vives, tu estado civil y tu nº de la SS.
La Administración española necesita una modernización urgente y esa modernización no consiste en sustituir funcionarios por máquinas ni en pensar que en el país dónde las tarifas de Internet son las más caras, todo el mundo la tiene en casa y por ello haya que sustituir las antiguas prácticas, por otras que evidentemente son incongruentes y que el ciudadano no entiende. La administración siempre debe estar al servicio del ciudadano, dando servicios de simple ejecución y de fácil acceso. Y no se puede consentir que se comporte como cualquier empresa de telefonía o eléctrica dónde la atención al cliente es nula y engorrosa con el fin de que reclamar sea tan difícil que al reclamante se le quiten las ganas.
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