lunes, 12 de julio de 2010

El jurgol no es intolerancia

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Dicen que haber ganado España el mundial, lleva consigo un aumento del 0,7 en el PIB. Ese aumento, supongo que se habrá producido durante la noche del domingo al lunes. Y además, también supongo que la venta del alcohol y de gasolina serán los causantes.También dicen que la selección de Fútbol ha sacado lo mejor de los españoles. Y aquí disiento. No en que no haya sacado algo, que si, sino que esto sea lo mejor. La selección ha sacado la juerga, la falta de respeto, la intolerancia y el yo hago lo que me sale de los cojones que todo español llevamos dentro. He de reconocer que a mi el júrgol ni fu, ni fa. También he de reconocer que me emocioné hasta el punto de no poder hablar cuando vi a Casillas llorar de alegría. Y reconozco que, aunque ayer no tenía al vecino macarra que se empeña en que el resto de vecinos compartamos con él sus avatares jurgoleros, ayer vi el partido. Y que no me gustó la estrategia del juego violento que nuestros expaisanos de Flandes impusieron en el campo. Y también reconozco que me alegré de la Victoria de los que ganan más que un doctor con treinta años de experiencia aunque la mayor parte de ellos, el texto más largo que han leído en su vida ha sido el “con forme, en Madrid, a tantos de tantos de dos mil cuantos”. Ahora, lo que sigo sin que me entre en esta cabezota que tengo, es que se pueda pasar una noche entera dando por culo a los demás, no dejando descansar a los que, somos esclavos del despertador que nos hace levantarnos a las seis de la mañana. Que llames a la policía municipal y que te digan que es mejor que te bajes a la calle a seguir la juerga que decirle al respetable que ya es hora de guardar el furor entre las sábanas.

Para colmo, encima, me acabo de enterar que también ha sacado otra cosa de las cualidades de España: la picaresca. Resulta que ayer, el comentarista de Mierdacinco, dijo que esta mañana con el diario AS, entregarían una camiseta de la selección y que estarían trabajando toda la noche para ponerlas en el quiosco. Pues resulta que no hay tal camiseta sino una cartilla con cupones (tres) que saldrán a partir de mañana y que con nueve noventa y cinco euros te darán una de talla “L”.

En fin, que tras una noche toledana, seguimos siendo tan bulliciosos, tan pícaros, tan escandalosos y tan poco respetuosos como siempre. Y que probablemente mañana, volvamos a pedir que los empleados de metro, respeten nuestro derecho a ir al trabajo. Porque el nuestro si es un derecho y el de los demás es purita intolerancia.
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