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Las Cajas de Ahorro que nacieron como entidades de ahorro popular y como Montes de Piedad (que por si alguno le suena a chino eran una especie de casas de empeño para pobres), tocan a su fin. El Sinsal del talante, obnubilado como está por los neolieberales trincofascistas ha decidido el solito (pero siguiendo los pasos que le marcan las patronales de la banca y de las cajas) que en veinticuatro horas se puede sacar un decreto-ley que defenestre de un plumazo a estas entidades PÚBLICAS de ahorro para ponerlas a los pies de los de siempre.
Los políticos son muy dados en saltarse a la torera la legislación, porque piensan que como son ellos quienes hacen las leyes pueden o no respetarlas según sus intereses. Si el otro día el Presidente de comunidad autónoma con apellido de Director General del Movimiento decía no respetar la nueva ley del aborto, ahora el Sinsal va a sacar un Decreto-Ley para cambiar esta normativa. Y os preguntaréis porque es ilegal. Pues porque según la constitución vigente, debe existir una urgente necesidad para que eso ocurra. Y aquí la urgencia es la de los que quieren ser nuevos propietarios de estas entidades de ahorro (que no bancarias).
Parece ya claro, no que el P$%€ sea un partido de izquierdas, sino que el Sinsal leonés ha abrazado sin ningún tipo de remordimientos al nuevo dios económico que está cargándose todos los derechos de los trabajadores y que nos está llevando a la miseria a la mayoría (mientras que un 0,5% se convierten en más y más ricos). Dejando fuera de la negociación a los sindicatos, se ha dejado de lado a los trabajadores, lo que quiere decir que importan una mierda. Lo de dejar fuera a los políticos es una milonga, porque, si bien es verdad que desde que éstos descubrieron que las Cajas podían ser sus bancos particulares que financiaran sus intereses, éstas se habían convertido en la cueva de Alí Baba y los cuarenta políticos, al abrir las Cajas al capital privado y por tanto a sus Consejos de Administración, está claro quienes van a ser los nuevos representantes. Todos sabemos dónde acabaron los Martín Villa, Borrell, Solchaga, etc, etc. Y todos sabemos quiénes serán los nuevos dueños de estas entidades de ahorro.
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