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Los de menos, los que sabemos que para hacer una tortilla siempre hay que romper primero los huevos, los que somos conscientes y luchamos para no perder aquello ganado en más de un siglo de lucha obrera, los que decimos que ir en metro o en autobús al curre no es un derecho sino un servicio, los que pensamos que los servicios mínimos de las huelgas deben ser los imprescindibles, no para no perjudicar a nadie, sino para que cuando se deje la huelga se pueda seguir trabajando como el día en que se dejó, los que creemos que quién perjudican al ciudadano no son los huelguistas sino los que imponen su rancio pensamiento escudándose en los votos, los que pensamos que estamos volviendo a la esclavitud, dónde las cadenas de hierro se han sustituido por las del consumo, los que paramos para protestar por nuestras malas condiciones laborales, los que estamos pintados de negro en un rebaño grisáceo, esos somos radicales, extremistas y sin sentido del deber.
Curiosamente ambos decimos estar en contra de los grandes mafiosos de guante blanco que, amparándose en su puesto político, cobran comisiones por obras de la administración, les dan “encarguitos” a los amiguetes de turno e incrementan su patrimonio en un dos mil por cien. Ambos decimos estar en contra de que se evadan impuestos (los demás claro) , de que haya tanto sinvergüenza que no declara IVA, que defrauda a hacienda y que cobra sus trabajos en “B”. Todos vemos mal que el que está en el paro, se dedique a hacer chapuzas. Todos creemos que la mayor parte de los políticos defienden sus propios intereses y los de los grandes grupos de presión y no los de los ciudadanos que los han votados. Todos creemos que esta crisis es consecuencia de un abuso de unos pocos y que la estamos pagando la gran mayoría.
Sin embargo, a los pasota-complacientes, se les va la fuerza por la boca y tienen el culo pegado a su sofá, a la roja y a la cerveza. Los menos, pasamos de si Torres está en baja forma o de si Nadal gana en Londres, porque eso, a parte de no darnos de comer, sirve para que los tonto-complacientes no muevan su gran culo del fondo del televisor y para que su papeleta sea azul-falange o azul-rosa con espinas.
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