Ya conté una vez que tengo un amigo que dice que Zapatero es tan egocéntrico que se rodea de mediocres para poder sobresalir. Hoy, he oído y he visto una parte de Zapatero que no me ha gustado un pelo. Parece que en su nuevo papel de salvaguarda de los principios del neoliberalismo fascista, está a gusto y se siente cómodo. Ya nada o casi nada queda de aquel hombre sencillo salido de León que proclamaba el diálogo y el talante como medio de gobernar y de solucionar problemas.Hoy el Sinsal del talante (pienso seguir llamándole así hasta que no me demuestre que se sigue llamando Zapatero {el que yo voté}) ha lanzado una amenaza contra los sindicatos a cuenta de la huelga general convocada para el 29 de septiembre. Dice el Sinsal que espera el respeto a los servicios mínimos porque si la huelga es un derecho, los de los ciudadanos también. Vamos a ver, hombre, que no se si es que te dieron un sartenazo en Alemania o es que el blanco Obama te ha prometido la vida eterna. Te voy a recordar los derechos recogidos en la Constitución para que le expliques a tus votantes cuales son los que se enfrentan con el derecho a la huelga. Los que la constitución recoge son: igualdad ante la ley, vida, libertad ideológica y religiosa, libertad personal, Intimidad, Inviolabilidad del domicilio, libertad de residencia y circulación, libertad de expresión, reunión, asociación, participación, a la protección judicial de los derechos, libertad de enseñanza, educación, Autonomía Universitaria, Matrimonio, Propiedad, fundación, trabajo, libertad de empresa, Sindicación, HUELGA, y petición. ¿De éstos, alguno se ve conculcado por el derecho a la huelga? ¿Ir al trabajo en metro, es un derecho?¿Los servicios públicos son derechos? Entiendo que una huelga de médicos o de bomberos tengan servicios mínimos porque el derecho a huelga se enfrenta al derecho a la vida, pero insisto ¿Cuáles de los anteriores derechos se conculcan si el trabajador de metro, el cartero o el funcionario de ventanilla hace huelga? Y por otra parte, ¿Hay derechos de primera y de segunda? Entiendo que la vida está por encima de todos los demás, pero, ¿el derecho al trabajo es superior al de huelga? y si así fuera, ¿sólo lo es cuando hay huelga y no afecta a los parados?
Todos sabemos Sinsal, que lo que realmente te preocupa (como le ocupó antes a tus antecesores o le rabia estos días a la Rancia) es que la paralización del metro o de los autobuses haga que la huelga sea un estrepitoso éxito y que tengas que, o salir por la puerta de atrás (y cerrar todas las puertas de tu futuro en algún Consejo de Administración), o dar marcha atrás (y que el blanco-negro o la Merkel te pongan las orejas y el culo colorado) o seguir en tus trece pero sabiendo que ya la posiblidad de vovler a ganar se convierta no en cero sino en -30.
Si fueras el Zapatero que yo voté, denostado Sinsal, harías lo posible para que el decreto PRECONSTITUCIONAL que regula los servicios mínimos, pasara a mejor vida, llevando al parlamento la anunciada en la Constitución (art. 28 punto 2) Ley de Regulación del derecho de huelga. Ley que debería especificar claramente que son servicios esenciales para la comunidad (tal y como dictamina el artículo) y cuales son los servicios mínimos INDISPENSABLES para ese funcionamiento y que desde luego no creo que sean ni el 50%, ni el 70% ni el 85 planteado en algunos casos. Esa misma ley, debería dejar claro que establecer servicios mínimos abusivos (de más del 30%) es prevaricación y por tanto el funcionario, Ministro, Consejero o político firmante del decreto de servicios mínimos debería atenerse a las consecuencias.
No me gusta, detestado Sinsal, el cariz que estás tomando desde hace un par de meses para acá ni cada una de las estúpidas normas que sigues. Y cada día estoy más convencido que la mediocridad que otros te han achacado y que he estado negando y defendiendote a capa y espada es una realidad que llevas dentro y que no te puedes quitar. Y que como todo político de esta mierda de democracia que padecemos, has acabado claudicando ante los poderosos, no se si por miedo o por hacerte notar o por las ansias propias del insufrible, de pasar a la historia a toda costa.
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