lunes, 30 de agosto de 2010

Nuevo curso, viejos propósitos

A la vuelta a este insufrible y caluroso Madrid y tras un verano caluroso y tormentoso excepto dónde un servidor pasa su tiempo libre porque allí (como ya he dicho muchas veces) el Cierzo es el amo y al frío se le llama fresco, encuentro que casi nada ha cambiado. El partido de los trincosos, ha cambiado la estrategia. Ahora, ya no insisten en que Zapatero improvisa. Los nuevos datos de leve recuperación económica, les han llevado a cambiar su mantra por el de "todo puede empeorar si el PP no se hace pronto con el gobierno". Es otro más de los acostumbrados discursos para convencer a los estúpidos cuyas fuentes de información son los sálvames y los noticiarios de la cadena del toro fascista.
Pero casi todo sigue igual. El sátrapa "hermano" del Borbón, se dedicó a hacer ruido en la frontera de Melilla con el fin de negociar nuevos cupos de inmigración marroquí, ahora que parece que han caído en picado las reservas que los súbditos del trilero humano envían a ese país. Para calentar más las cosas, el antiespañol, indolente e insufrible presidente de la FAES, llegó a hacer su campaña publicitaria (que no la del resgistrador). Para dejar las cosas claras, la policía del sátrapa se lió a mamporros con algunos de nuestros compatriotas que se manifestaban en El Aiún por los derechos de los saharauis.

Así que, todo sigue más o menos igual. El P$%€ insiste en la política liberal democristiana dicataminada por los chupasangres que no supieron ver la crisis pero que insisten en acabar con las conquistas de los trabajadores, con los estados sociales y con cualquier cosa que huela a público. El Partido Trincofascista en sus trece de recuperar el gobierno para poder seguir con sus correas, sus adjudicaciones y sus privatizaciones. Los nacionalistas catalanes, ven tan cerca su vuelta al 4% que incluso están dispuestos a pasar por alto, las altas miras de Durán i Lleida.

Los calores del verano se llevaron el ocio y los sueños y volvemos a la cruda realidad de un mundo zafio, insolidario y deprimido, dónde los que tienen la sartén por el mango siguen vegetando en el culo de la misma, recibiendo el acoso insoportable de las llamas para no dejar de ser parte de esa sartén y el fuego mortificador se ha adueñado de la situación con el fin de destruirla en su afán calcinador.

Nuevo curso, nuevos propósitos que quedarán en su mayor parte en el olvido y las mismas estupideces con los mismos estúpidos de siempre.

Salud, república, más escuelas, mucha lectura y poca televisión.