Así pues, mientras se jugaba a negociar los servicios mínimos para la huelga del día 29 con el Director General de la Función Pública de Madrid como escudero en el papel de primer espadachín, redactaban un decreto de servicios mínimos conforme a sus intereses (esos que siempre acaban en los tribunales y con sentencia a favor de los sindicatos). Mientras en la mesa de negociación el escudero-espadachín ofrecía un 40% en el metro, en el decretazo se estipulaban el 50%.
Mal también los sindicatos que han sido actores de esta función, dando pie a la duda. Porque ante el chivatazo del Director General de la Función Pública de que ya no había nada que negociar porque el decretazo era inminente, en lugar de acudir a la reunión y levantar la jugada, dieron plantón al viceadlátere de la Rancia. Esto, ha producido que en la estrategia del voceo y del direte, los de la fascista y mala persona, tengan la excusa adecuada para levantar el espíritu de sus adeptos.