Ahora también hemos descubierto que Zapatero es míster ocurrencias y que es capaz hoy de ser socialdemócrata y luchar a muerte por sus planteamientos y mañana (obligado o no) ser más ultracapitalista (ahora lo llaman liberal) que los propios miembros del club Davos y defender sus "ocurrencias" de cada momento como si en ello le fuera la vida.
Me mosquea sobremanera que personajes de la época de Isidoro, los llamados beautiful people, que hasta hace menos de un año le ponían a caldo, ahora salgan en su defensa. Desde Boyer a Solchaga pasando por el defensor de creadores de crisis, látigo de trabajadores y TDLC mayor del reino, un tal Miguel Ángel Fernández Ordóñez.
Pues bien, a Zapatero el ocurrencias, esta mañana, se le encendió la luz estando en uno de los países más sociales de Europa y con menos paro (apenas el 4%) y pensó que si introducimos una nueva variable en las estadísticas del paro y eliminamos a los que están recibiendo un curso (de formación o de pasar el rato) la estadística del paro que tanto preocupa a Davos, FMIs y demás sinvergüenzas que nos han jodido la vida, puede ser más beneficiosa para su futuro.
Lo que Zapatero y ninguno de sus nuevos amigos sabandijas y chupasangres tienen en cuanta es que a un parado que cobra 450 euros de salario de subsistencia, le importan tres cojones ser parte o no de la muestra de parados. Lo que quiere es currar y en las mejores condiciones. Y que, si al igual que en la estadística del pollo uno no come, mientras el otro se sacia, por mucho que "maquillen" su pertenencia a la lista negra para el gobierno, si no tiene curre, lo seguirá pasando mal y vivirá en condiciones infrahumanas.
Quizá lo que pretendan es rebajar las peticiones del trabajador al mínimo minando su carácter y su personalidad hasta el punto de que la falta de trabajo se convierta en una especie de droga que le produzca un "mono" que le lleve a aceptar cualquier salario y condición con tal de estar ocupado.
Y a fe de que lo están consiguiendo. Han conseguido inculcar en el trabajador que la huelga no es medio de conseguir nada y que sólo produce descuentos y molestias a los demás. Han conseguido que los trabajadores aborrezcan a sus sindicatos (por mala comunicación de éstos y por ciertos personajes que han acabado viviendo de aquellos a quienes rechazaban hace unos años. Fidalgo y Gutiérrez son ejemplos claros). Y hasta han conseguido que un personaje rastrero como La Rancia, que sólo se mueve a toque de estudio estadístico y de encuestas, pregone a los cuatro vientos que va a suprimir a 2000 liberados sindicales, dos tercios de los que tiene la administración autonómica entre sus más de 180.000 trabajadores públicos.
Propongo al posible lector un ejercicio de reflexión. Si es de los que piensan que los sindicatos son unos vendidos y que no valen para nada, propongo que piense que si eso es así, imagine que pasaría si los tratantes españoles (ellos se autodenominan empresarios) no tuvieran nadie que, poco o mucho les presione. Si durante muchos años, más de un siglo, a causa de los sindicatos logramos las vacaciones, salarios justos e igualitarios, jubilación a los 65 años, días por nacimiento, enfermedad familiar o muerte o permisos de maternidad o de boda. Si en los últimos quince años, poco a poco de facto o de derecho, hemos perdido multitud de esos derechos y en los últimos dos el retroceso en salario y condiciones ha sido brutal, imaginen que pasaría si los sindicatos desaparecieran. ¿Alguien puede creer que los de Díaz Ferrán van a sentir lástima? Si el gobierno está con ellos, si la oposición (gran parte de ella) también está con ellos, y si los sindicatos desaparecieran, ¿creéis que estaríamos mejor que ahora? ¿Creéis que nos iban a pagar más y a tratar mejor? Mirad a China, Taiwán, la India o Sudáfrica, dónde los sindicatos no existen o son poco poderosos. Mirad sus salarios y sus condiciones. Y pensad si eso es mejor que lo de aquí.
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Me mosquea sobremanera que personajes de la época de Isidoro, los llamados beautiful people, que hasta hace menos de un año le ponían a caldo, ahora salgan en su defensa. Desde Boyer a Solchaga pasando por el defensor de creadores de crisis, látigo de trabajadores y TDLC mayor del reino, un tal Miguel Ángel Fernández Ordóñez.
Pues bien, a Zapatero el ocurrencias, esta mañana, se le encendió la luz estando en uno de los países más sociales de Europa y con menos paro (apenas el 4%) y pensó que si introducimos una nueva variable en las estadísticas del paro y eliminamos a los que están recibiendo un curso (de formación o de pasar el rato) la estadística del paro que tanto preocupa a Davos, FMIs y demás sinvergüenzas que nos han jodido la vida, puede ser más beneficiosa para su futuro.
Lo que Zapatero y ninguno de sus nuevos amigos sabandijas y chupasangres tienen en cuanta es que a un parado que cobra 450 euros de salario de subsistencia, le importan tres cojones ser parte o no de la muestra de parados. Lo que quiere es currar y en las mejores condiciones. Y que, si al igual que en la estadística del pollo uno no come, mientras el otro se sacia, por mucho que "maquillen" su pertenencia a la lista negra para el gobierno, si no tiene curre, lo seguirá pasando mal y vivirá en condiciones infrahumanas.
Quizá lo que pretendan es rebajar las peticiones del trabajador al mínimo minando su carácter y su personalidad hasta el punto de que la falta de trabajo se convierta en una especie de droga que le produzca un "mono" que le lleve a aceptar cualquier salario y condición con tal de estar ocupado.
Y a fe de que lo están consiguiendo. Han conseguido inculcar en el trabajador que la huelga no es medio de conseguir nada y que sólo produce descuentos y molestias a los demás. Han conseguido que los trabajadores aborrezcan a sus sindicatos (por mala comunicación de éstos y por ciertos personajes que han acabado viviendo de aquellos a quienes rechazaban hace unos años. Fidalgo y Gutiérrez son ejemplos claros). Y hasta han conseguido que un personaje rastrero como La Rancia, que sólo se mueve a toque de estudio estadístico y de encuestas, pregone a los cuatro vientos que va a suprimir a 2000 liberados sindicales, dos tercios de los que tiene la administración autonómica entre sus más de 180.000 trabajadores públicos.
Propongo al posible lector un ejercicio de reflexión. Si es de los que piensan que los sindicatos son unos vendidos y que no valen para nada, propongo que piense que si eso es así, imagine que pasaría si los tratantes españoles (ellos se autodenominan empresarios) no tuvieran nadie que, poco o mucho les presione. Si durante muchos años, más de un siglo, a causa de los sindicatos logramos las vacaciones, salarios justos e igualitarios, jubilación a los 65 años, días por nacimiento, enfermedad familiar o muerte o permisos de maternidad o de boda. Si en los últimos quince años, poco a poco de facto o de derecho, hemos perdido multitud de esos derechos y en los últimos dos el retroceso en salario y condiciones ha sido brutal, imaginen que pasaría si los sindicatos desaparecieran. ¿Alguien puede creer que los de Díaz Ferrán van a sentir lástima? Si el gobierno está con ellos, si la oposición (gran parte de ella) también está con ellos, y si los sindicatos desaparecieran, ¿creéis que estaríamos mejor que ahora? ¿Creéis que nos iban a pagar más y a tratar mejor? Mirad a China, Taiwán, la India o Sudáfrica, dónde los sindicatos no existen o son poco poderosos. Mirad sus salarios y sus condiciones. Y pensad si eso es mejor que lo de aquí.
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