miércoles, 17 de noviembre de 2010

Telefachid

Si hay una televisión en este país sectaria, mala y con trato de favor hacia quien la desgobierna, esa es Telemadrid. La Rancia, ejerce dispendio de casi 150 millones de euros para el uso cobista de ella y de su partido y como instrucción política y de pensamiento de los pocos ciudadanos que aguantan el tostón diario de esa cadena.

Siendo lo anterior pecado de vanidad, censurable y sobre todo insufrible e infumable, parece una cuestión nimia comparada con la cantidad de elementos soplapollas que pululan por ese canal autonómico. Empezando por un tipejo escritor ávido de polémica que presenta el pasquín de la noche y que no ha mucho se jactaba de “haberse tirado” a dos niñas en Japón:
"En Tokio, un día, me topé con unas lolitas, pero no eran unas lolitas cualesquiera, sino de esas que se visten como zorritas, con los labios pintados, carmín, rimel, tacones, minifalda... Tendrían unos trece años. Subí con ellas y las muy putas se pusieron a turnarse. Mientras una se iba al váter, la otra se me trajinaba"
, y acabando por un estúpido malandrín, necio y chaquetero que interviene en diversas tertulias políticas y que la semana pasada, en uno de esos programas para vanagloria y ensalzamiento del Partido Patrincar, durante una de las pausas publicitarias, se dedicó a escupir adjetivos calenturientos sobre las mujeres de 17, 18 y 19 años “de carnes tensionadas y un punto mágico”.



Evidentemente cada uno es libre de acostarse con quién le dé la gana, si el contrario quiere y es legal. Pero no se puede consentir que alguien que se jacta de ser intelectual y de defender la cultura, pero que resulta ser un depravado, que dice maledicencias como la de acusar al fallecido Labordeta de que “su puño en alto era escarnio a los millones de muertos producidos por su ideología” o que opinaba que hablar castellano en Cataluña “era propio de pobres, horteras, analfabetos y de poco nivel”, acabe siendo un gañán que suelta toda esa verborrea de viejo verde y seboso, de enfermo mental que disfruta desflorando por la fuerza a jovencitas, delante de las cámaras de TV y delante de niños de varios colegios a los que, por cierto, trató de forma xenófoba y zumba por el mero hecho de venir de Marruecos.

Luego está la reacción de la Rancia. En lugar de llamar a capítulo al Director General de Telefachid y tirarle de las orejas por la obscena escena, lo deja correr con un comentario que lo dice todo: “Los comentarios vejatorios sobre las mujeres que hizo el tertuliano de 'Alto y Claro' no son de mi incumbencia porque se trata de una conversación privada”.
Por supuesto que Telefachid no va a cesar ipso facto a la Sebastián por reír las gracietas verdes de este amorfo mental, sino que va a abrir una investigación para ver quién filtró el vídeo y ha dejado, nuevamente en evidencia a la cadena títere.

Si en este país hubiera un mínimo de vergüenza y si estos liberofascistas tuvieran un cariz humano, dejarían que Telefachid, volviera a ser Telemadrid, aquella cadena que en sus orígenes era el canal más visto por los madrileños y los noticiarios que presentaba el inolvidable Hilario Pino, los mejor y más valorados de toda la televisión. Y sino que se pregunten por qué Telefachid tiene más audiencia cuando la pantalla está en negro por la huelga de sus trabajadores que cuando emiten la panfletaria basura diaria.