jueves, 9 de diciembre de 2010

Controladores, controlados

El sábado 5 de diciembre, por la tarde, si hubiera estado en un aeropuerto de España intentando salir de puente enJustificar a ambos lados avión, me hubiera cagado en la p. madre que parió a los controladores.

Dicho esto, para que quede claro que no tengo ninguna simpatía por esta gente, aunque no es por lo que ganan, sino por su autopertenencia a una “casta superior”, voy a dar mi humilde opinión (poco o nada parecida a la mayoría) sobre lo que pasó este fin de semana y sobre un conflicto enquistado desde hace ya al menos dos años.

Todo el mundo habla de huelga encubierta, de abandono del trabajo y de no sé cuántas zarandajas más. Hasta dónde yo sé, (y puedo estar equivocado) ni habían convocado huelga, ni abandonaron el trabajo. A partir de las tres de la tarde (y no de las cinco como se ha dicho) lo que pasó es que, sobre todo en Madrid-Barajas y en el aeropuerto de Palma, algunos controladores, se fueron a los servicios médicos correspondientes a solicitar la baja médica aduciendo que no estaban en condiciones de prestar el servicio óptimamente. No fueron los controladores los que cerraron el espacio aéreo español, sino la autoridad competente.

Lo primero que me extrañó del caso es que, mientras todos los periódicos hablaban del cierre de Barajas y Palma (16:45 horas), el diario InMundo ya tenía claro que se iba a cerrar TODO el espacio aéreo español. ¿Por qué?

Lo segundo que me llama la atención es la teoría que circula por la red de que Zapatero ya se olía la tostada y que por eso no se fue a la cumbre iberoamericana. Si Zapatero ya sabía lo que iba a pasar, aprobar el decreto ley del día tres por la mañana es cuando menos temerario. Y si como también se explica por la red, todo era un complot de los controladores con el Partido Patrincar para desestabilizar (aun más) al Gobierno de España, entonces estamos ante un intento de golpe de estado y de sedición por lo que tanto los responsables de los controladores como los del complot del Partido Patrincar deberían estar en la cárcel en espera de juicio (de ahí quizá el empeño del P$%€ de castigar penalmente únicamente a algunos controladores).

Lo tercero y último que quiero destacar es el tratamiento de este conflicto desde que el populista, demagogo y poco de fiar, Pepiño Blanco es Ministro de Fomento. Desde hace algunos años, los controladores habían conseguido que en su jornada laboral hubiera dos horas de trabajo y dos de descanso. Aena “obligaba” a los controladores a realizar horas extras en esas dos horas de descanso (a lo que los controladores no hacían asco). Cuando éstos como medida de presión, se niegan a realizar esas horas extras en tiempo de descanso, lo que hace el Ministro de Fomento es “legalizar” la obligación de trabajar en esas horas. Como los controladores no se dan por vencidos y siguen “tramando” acciones, el señor Blanco se saca de la manga un Decreto en el que, entre otras cosas, los controladores deben devolver a la empresa los días de baja por enfermedad o los que están de retén (o imaginaria). Imaginemos que pasaría si a cualquiera de nuestras mujeres su empresa le obligara a quedarse tres horas más al día después de una baja por maternidad hasta recuperar las 16 semanas de baja.

A mí me da la impresión de que este conflicto es un buen “negocio” para el Gobierno porque aumenta su popularidad a cuenta de los denostados controladores. Por ello, al primero que no interesa su solución es al Ministro de Fomento.

Mucho se ha hablado de las soluciones a este problema. Si partimos de la base que a este oficio sólo entran los familiares y amigos de los que ya están, es decir, es endémico, la solución debe pasar necesariamente por abrir el curso de capacitación a la mayor población posible. Partiendo del sistema actual de selección, se debería convocar una especie de oposición libre para la realización del curso y que éste fuera subvencionado por el estado (a cambio de su devolución u otro tipo de beca). Una vez que se haya capacitado el número suficiente de personas para realizar estas tareas, se debería entablar una negociación seria dónde se pongan de manifiesto las horas de trabajo, las de descanso, el salario (más acorde con la generalidad), la exclusión de horas extraordinarias y el libraje obligatorio en los días de descanso. Seguro que con el gasto actual de personal (incluso con menos) se podría mantener una plantilla en condiciones laborales óptimas.

Así pues, dejemos de demonizar a un colectivo que, aunque nos fastidie y aunque sus tácticas no sean muy éticas que digamos, tienen las condiciones laborales y salariales que han conseguido en convenios LEGALES. Que aunque nunca hayan convocado una huelga (porque no les ha hecho falta) han conseguido un salario que a todos nos gustaría (y que según publica hoy Alas de Plomo, no es tanto como se ha dicho). Dejemos de seguir el tantra de tantos y tantos periodistas envidiosos, que se meten con este colectivo por lo que ganan, pero que nunca he visto, leído u oído nada en contra del salario de Garcia o de J.Ramón de la Morena (por ejemplo) por hacer un trabajo que cualquier otro periodista haría (o no).

Otro día hablaremos sobre el nacimiento de la huelga como medio de presión y la muerte de la misma a causa del neofascismo, del consumismo y de la muerte de la clase obrera a favor de la clase media.

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Imagen basada en una de Xurxo