viernes, 14 de enero de 2011

El miedo, une pero nos hace débiles

Veía anteayer en la uno de TVE, un reportaje caducado y repetido de ese programa que muestra como personas muy poco “normales” disfrutan viviendo en otros países del mundo colonizándolo y haciendo “patria”. Lo traigo a colación, no porque el programa fuera repetido, sino porque con la solera de la estantería, ha cogido la fuerza de la razón que da el tiempo pasado. Hablaban en este reportaje (y sonreían los encuestados) de lo que pensaban esas personas de clase alta, esposas y un esposo de directivos de multinacionales, sobre los salarios mileuristas en España. Incluso una de esas esposas sonreía maliciosamente y comentaba que había un periodista en ese país (creo que era Dinamarca) que escribía habitualmente sobre los míseros salarios mileuristas de los españoles como investigación social. ¡Qué lejos quedan aquellos tiempos y eso que sólo han pasado tres años! ¡Qué lejanos aquellos tiempos en los que, becarios y trabajadores eventuales se quejaban de su mísero salario mileurista! Tres años más tarde, muchos trabajadores creerían estar en un sueño si llegaran a ganar esos mil euros. El otro día en la cola del Mercadona, dos cajeros y una cajera disertaban sobre si a uno de ellos le habían quitado o no un plus. Uno de los aguerridos muchachos le preguntó a la cajera que cuánto le habían pagado. Ella respondió que 860 euros. A lo que ambos chicos al unísono le respondieron: “pues no, no te han quitado el plus”. Es decir que el salario de esas personas no llega ni a los novecientos euros mensuales (después de descuentos, supongo).

Ayer, los trabajadores de la Nissan en Barcelona, efectuaron una bajada colectiva de pantalones ante la patronal japonesa. Votaron en referéndum trabajar más y ganar menos. Votaron congelación salarial para los próximos cuatro años. Votaron, subir la productividad en un 6%. Votaron ir a trabajar obligatoriamente un sábado al mes y otros tres voluntarios (sin cobrar, claro). Votaron que cada trabajador está disponible a petición de la empresa 32 horas al año obligatorias y otras ocho voluntarias. Todo ello a petición de USO y de UGT. ¿Qué les ha ofrecido la empresa a cambio? Cualquier persona podría pensar que debe de ser una contraprestación importante. Y de hecho lo sería si no fuera porque lo que les han prometido el limbo (que según el papa ya no existe). Lo que la empresa ha prometido a cambio es estudiar la posibilidad de que la nueva furgoneta ligera llamada “pick up” pueda ser fabricada en Barcelona para toda Europa. Pero, ¿y si al final la producción se va a Sunderland (Inglatera)? ¿Devolverán el viejo convenio a los trabajadores? Pues no. Es un convenio “ciego” e irreversible. Y todo por una posibilidad de trabajo.

¿Porqué los trabajadores han refrendado el acuerdo USO-UGT- Nissan? Por el miedo a ser despedidos. En este caso no vale la máxima de divide y vencerás. Aquí se ha dado una nueva estrategia mucho más peligrosa y que está haciendo estragos: “une por el miedo y vencerás”. Nissan despidió en otro acuerdo tomado hace apenas un año a 1.680 trabajadores. En ese acuerdo llamado entonces “Plan Industrial” la patronal automovilística se comprometía a mantener el trabajo y la factoría para el resto de trabajadores (2.800) y “en 2010 se adjudicaría a Zona Franca la producción de un nuevo modelo a partir de 2012”. Palabra de patronal, agua de borrajas, palabra incumplida. En 2010, la factoría barcelonesa fue rechazada al no aceptar lo que ayer votaron mayoritariamente.

Entiendo que los trabajadores tengan miedo a ser despedidos. Y si la empresa hubiera dicho que iba a despedir a 300 o a 1000 más, con nombres y apellidos, seguramente el resultado hubiera sido distinto. Los trabajadores últimamente no se caracterizan por su solidaridad. Pero no, Nissan ha presionado con el “miedo” de cerrar toda la fábrica. (Seguramente cosa que acabará haciendo una vez haya cobrado la subvención de la Generalitat que seguro que hay por medio).

Cuando uno se siente fuerte, los buenos acuerdos parecen malos y cuando uno está acongojado y débil, un pésimo acuerdo parece la panacea. Ahora la patronal, los neocoms fascistas y los ácratas liberales, se sienten muy fuertes y los trabajadores muy, muy débiles. Y parece que prefieren un pésimo acuerdo con una promesa de trabajo aunque luego se quede en agua de borrajas, que luchar porque la empresa hubiera cumplido lo que firmó hace un año. Pero si el Gobierno de la nación está con la empresa, si el Gobierno de la Generalitat está con la empresa y si la UE está con la empresa, la culpa de la rebaja, ¿es de los sindicatos?

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En la imagen, trabajadores de Nissan discuten sobre la oferta de la empresa.