lunes, 17 de enero de 2011

Miente, recita..., que algo queda


Muchas veces hemos hablado de que, una de las estrategias de los trincosos es repetir miles de veces una misma mentira hasta que “cale” en la conciencia de la gente. Es el calumnia que algo queda. Muchas veces, los trincosos parece que tuvieran espías en los bares y parques dónde los españolitos que ven la tele y no tienen mucha idea de política (ni de nada) desean solucionar un tema cualquiera con la idea más simple que les viene a la cabeza.

El estado autonómico llegó a España con la constitución del 78, como resultado de un incipiente sentimiento nacionalista. Muchos éramos los que, fruto de cuarenta años de “una, grande y libre”, pensábamos y queríamos que nuestra comunidad fuera distinta de las demás. Para los que no vivieron aquel fulgor nacionalista, les diré que Segovia estuvo a punto de convertirse en comunidad autónoma uniprovincial y que fruto de esos sentimientos Cantabria y la Rioja dejaron de pertenecer a lo que hasta entonces se conocía como Castilla la Vieja para emprender un camino autonómico en solitario. Las autonomías eran una continuación del incipiente estado federal de la república truncado por el golpe de estado del genocida eunuco. Fruto de esa continuación y del fulgor nacionalista, así como del “una, grande y libre” se concibieron los artículos 143 y 151 de la constitución, y por tanto, la España autonómica de dos velocidades y de dos conceptos muy distintos.

Bien, pues últimamente, los trincosos están dando la matraca con el estado autonómico. Con el mantra del doble gasto y del gasto superfluo que suponen las autonomías. De tal forma que si en 2003 cerca de un 52% estaban de acuerdo con la formación del estado autonómico, hoy sólo un 42% apoyan sin restricciones la concepción del estado actual. De “calar” esta negatividad en la conciencia del pueblo, llevan encargándose desde hace tres años el partido patrincar. Todos sabemos que las encuestas las carga el diablo y que, por ejemplo, los españoles son los únicos que declaran en un 70% no conocer la constitución y sin embargo, de ese 70%, el 90 % está de acuerdo con ella (teóricamente no se puede estar de acuerdo o desacuerdo con algo que se desconoce, pero España es “asín”). Si el pueblo soberano dejara por un instante de ver la tele y se pusiera a pensar por sí mismo, podría preguntarse cómo es posible que un partido que declama a los cuatro vientos el grandioso e inútil gasto autonómico, sin embargo, sea el culpable mayoritario de ese gasto (Madrid, Valencia y Murcia son de las más endeudadas, hasta el punto de que en la Comunidad Valenciana, Fenosa ha cortado la luz en varios edificios por falta de pago y correos no admite ningún tipo de envío “oficial” de esa comunidad).

El partido de Fraga siempre estuvo en contra del estado autonómico y, ahora, podrían ver como este estado autonómico se derrumba cumpliendo en sueño de volver a la España “una, grande y libre” (y de paso librarse de indeseables como los catalanes, vascos y algún otro que les quita votos y gobiernos al coaligarse con el P$%€ para formar gobierno).

Otra de las estrategias de los trincosos es hacer culpables de hechos violentos puntuales a sus enemigos políticos o públicos. No hace mucho, le daban un tremendo golpe a un presentador de TeleRancia por ir beodo y meterse con una chica. Los fascistas empezaron una campaña contra el Gran Wyoming a quién culpaban de ser el autor “intelectual” del golpe. Más tarde se supo el porqué de la pelea, en la que nadie fue culpable salvo el propio periodista borracho y quién le golpeó, pero el daño a Wyoming ya estaba hecho. Ahora, dos desalmados con tácticas que utilizan grupos neonazis (puños americanos) le han roto la cara al miserable del Consejero de Cultura de Murcia (ese que se reía, cuando los sindicatos le recriminaban que se les bajara el salario a los funcionarios mientras que esa Conserjería malgasta el dinero en subvenciones a grupos afines al fascismo). Bien, pues desde “El Babas” hasta “la pedales” ya han salido a echarle la culpa de la paliza a sus contrincante del P$%€, a Rubalcaba (al que le tienen pánico porque creen que les puede volver a quitar el gobierno de la nación) y a los sindicatos.

Los trincosos son especialistas en calumniar, en soltar “bolas” que penetran en la conciencia social, y en conseguir por medios rastreros, lo que no consiguen en las urnas.

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Imagen: Manel Fontdevila