martes, 22 de febrero de 2011

Que dios le libre al cáncer, de la Rancia.


Ayer nos enteramos que La Rancia tiene cáncer de mama. De esta noticia hay una serie de cosas que si no digo reviento.

Primero, me revuelve el subconsciente tanto amor, tanta amistad y tan buenos deseos de amigos y contrincantes, sobre todo con una persona que es todo rencor, odio, pensamiento único y tan mala baba que si se muerde la lengua se envenena sola.

También me llama la atención que vaya a ser operada en un hospital público. Y sobre todo que lo que a los demás les cuesta entre cuatro y seis meses para ella, (supongo) todo hayan sido facilidades. No han querido decir en qué hospital público van a librar al cáncer de doña Rancia. Pero imagino que no será en el del Henares, dónde la falta de personal en urgencias, hace que vayas con un paciente, te lo quiten de las manos y a la media hora preguntes por él y te digan que allí no ha ingresado nadie con ese nombre (esto ya le ha pasado tres veces a tres personas distintas y conocidas mías).

Tampoco sé si se ha seguido el procedimiento habitual de derivarla a un hospital concertado por la comunidad, dónde un profesional sin experiencia y sin conocerte de nada (sólo por los informes del especialista que te ha tratado) es capaz de operarte en un pis pas. Supongo que a Doña Rancia le habrán tratado en el Ramón y Cajal o en el 12 de Octubre o en La Princesa y que, después de cuatro o seis meses de espera para la ecografía mamaria, le descubrieron el pólipo y le derivaron al hospital concertado correspondiente.

Supongo que un ser de la talla democrática y liberal como Doña Rancia, no habrá aceptado trato de favor y en su habitación, al menos habrá otra persona que comparta su suerte y su desgracia. Supongo también que su enfermera será la de planta y que la compartirá con el resto del ala del hospital dónde esté ingresada. Y dado su talante, espero que acepte que una auxiliar le lleve las medicinas que debe tomar.

También supongo que, si sus dolores son insoportables los aguante estoicamente. No vaya a ser que un mal entendido le lleve a su médico al mismo banquillo que ella y el yernísimo frabrone llevaron al Doctor Montes por sedación ilegal.

Por último, también soy consciente de que estas líneas mal escritas que no pretenden ser un artículo, están escritas con mala baba (la misma que aprendí de Doña Rancia). También espero fustigaciones sobre mi poca humanidad, pero es que no asistí de pequeño a los colegios de monjas que Doña Rancia tiene concertados dónde se enseña a los niños cinismo, hipocresía y el arte de la falsa educación y el falso respeto. Los pobres tenemos la mala suerte de tener que acudir a colegios dónde hay que llevar hasta las servilletas por falta de presupuesto y dónde los edificios no existen y son sustituidos por barracones metálicos provisionalmente definitivos.

Nada más. Sólo decir que le acompaño en el sentimiento… al cáncer.