miércoles, 16 de marzo de 2011

Al pan, pan,...


Hacía tiempo que no subrayaba un artículo. Hacía tanto tiempo que no escuchaba cantos de sirena venidos desde el partido de los socioliberales que, tengo que pellizcarme para creérmelo.

Jesús Eguiguren, Presidente del Partido $ocia…. de Euskadi, en un valiente artículo, pone los puntos sobre las íes y llama a las cosas por su nombre. Un artículo que ya está produciendo sarpullido a los liberofascistas que TUTELAN la política antiterrorista de España y que ha provocado las primeras hostialidades, que no hostilidades, entre la cagona cúpula socioliberal del estado, el propio Eguiguren y el Lendakari Patxi López. Eguiguren llama cobarde al Sinsal que perdió el talante y antipatriotas a los del trinque. Dice que esta oportunidad es la última y que hay que cumplir la ley de Partidos. Cosas, con mucho sentido común, pero que, los liberofascistas, acostumbrados a sus marrullerías y a sus cuádruples varas de medir, parecen no encajar de buena gana. Y el último párrafo es catecismo puro: “Las elecciones son una cosa. A veces se ganan y a veces se pierden. Pero las vidas humanas son sagradas y lo primero es lo primero. No seamos unos irresponsables y desaprovechemos la ocasión. Tampoco seamos ingenuos, los que hoy boicotean, mañana serán los abanderados del logro de la paz”.

Me siento enormemente satisfecho de saber que no soy el único que se ha dado cuenta que el gobierno ha cedido la tutela de la política antiterrorista a los liberofascistas. Me siento satisfecho al saber que una persona que ha sufrido en sus propias carnes la amenaza terrorista, que sabe casi más que nadie en este país de ETA, del mundo abertzale y de su comportamiento, opina que se debe cumplir la ley de partidos (yo, al contrario que Eguiguren, detesto esa ley que creo hecha única y exclusivamente para engrandecer al PP del País Vasco). No obstante me complace oírle decir lo que desde este foro se ha repetido multitud de veces: que se está presionando a la opinión pública para que la sentencia de ilegalización no provoque roces (o los menos posibles).

Si las palabras de Eguiguren a quién los del trinque consideran poco menos que un exótico “tonto del pueblo”, han causado escozor dentro de los impávidos fascistas, las del Ministro de Justicia les ha soltado la lengua e hinchado las venas. Dice Sor-Aya, que es intolerable la distinción jurídica de SORTU de la Política. Les podríamos decir a los fascistas que la ley está por encima de la política. Que la ley debe de ser la garantía de los derechos de los ciudadanos y de la propia democracia. Pero sería predicar en el desierto de quiénes están acostumbrados a hacer de su capa un sayo y a pasearse por los juzgados como Pedro por su casa, alargando los procesos hasta el aburrimiento de los propios jueces, para salir indemnes con estratagemas tediosas hasta el sobreseimiento por prescripción de los delitos.

Eguiguren está orgulloso de ser español. Yo no. No puedo estar orgulloso de un país que premia las corruptelas con mayorías absolutas. No puedo estar orgulloso de ser ciudadano de un país que es capaz de movilizarse por un equipo de fútbol pero no porque una multinacional se lleve una planta industrial a otro país con la mano de obra más barata. Y tampoco puedo estar orgulloso de un país que ha demostrado sobradamente tener una justicia para ricos y otra para pobres y que es capaz de condenar a un tipo por sus ideas políticas con un delito por injurias a la Casa Real que el Tribunal de la Haya dice que sólo es una opinión y por tanto debe de estar dentro de la Libertad de Expresión. Y mucho menos de un país cuyos diputados, paralizan una pregunta de otra diputada (Nuria Buenaventura) sobre la compra de una cinta andadora para la Casa Rea (¡será que la Realeza no exprime ya en demasía la hacienda pública!). Un país que es incapaz de evolucionar y en el que los defraudadores son héroes, los hideputas pícaros, los que nos arruinan, servidores públicos y los que pagamos impuestos, tontos.