jueves, 10 de marzo de 2011

Pim, Pam, Pum, fuego al aeroportuario...


La guerra psicológica ha estallado. Hace unos meses crucificaron a los controladores acusándoles de una huelga ilegal. Les echaron la culpa de casi todo. Incluso de causarle al estado un agujero económico por las cancelaciones del turismo. Los que nos postulamos, no a favor de los controladores, sino en contra de la falacia, la manipulación informativa y sobre todo contra el verdadero culpable: AENA y sus directivos, fuimos tachados poco menos que de traidores.
Ahora, tras la convocatoria de huelga del personal de tierra aeroportuario, de nuevo, los liberales, han echado mano de sus voceros para volver a la opinión pública contra esta gente que reclama lo que cree conveniente (no voy a entrar si lo que reclaman es justo o no porque no es el quid de la cuestión). A los controladores los crucificaban porque, según los ineptos de AENA, el Menestro de Fomento, y los voceros liberales, estaban de huelga encubierta. Y a estos, pretenden crucificarles porque la huelga es legal pero inconveniente.

Anteayer, la megapija de la muerte, periodista de TVE y directora de los Desayunos de TVE, Ana Pastor (ignoro si tiene algo que ver con la libegal del Partido Patrincar), se despachaba a gusto contra este personal en el programa de Toni Garrido, Asuntos Propios de RNE. Sus argumentos eran tan profundos como que la huelga perjudicaba a los que en Semana Santa querían volver a casa de vacaciones: (podcast [minuto 9:30 y siguientes]) “bueno, dessde luego yo creo que mucha gente de la que está aquí, seguramente es de fuera y viaja a casa en esas fechas, en Semana Santa no hay universidad, y seguramente, muchos de ellos van a viajar, claro (osea) aprovechar esos dias, jueves, viernes, sábado que es la vuelta y domingo de mucha gente, unhmm, uhmmm, no sé hasta que punto no es chantaje, lo vimos con los controladores…”. Como se ve, argumentos contundentes y respetuosos con el artículo 28.2 de la Constitución. Pues no, supermegapija del CEU, la huelga no es chantaje, la huelga es un paro legal y según la Constitución, el arma que tienen los trabajadores para reclamar sus derechos.

A partir de anteayer, a la megapija de TVE se les ha unido Telemierd5 y Fanchena3 y el ahorrador. Todos creando opinión contra los trabajadores de aeropuertos. Todos con el mismo argumento: la huelga perjudica el turismo, a la gente y par tanto a España. La huelga es un chantaje. No he oído ni una sola voz en contra del gobierno que es quién ha creado este conflicto al privatizar los aeropuertos, que por si alguien no se ha dado cuenta es un servicio público y como tal, debería estar fuera de los parámetros de rentabilidad. No he oído ni un sólo argumento en contra de AENA y de sus directivos secuaces del Menestro.

Y como ya no valen las chorradas demagógicas como la de los salarios (como en el caso de los controladores que son unos privilegiados, decían) porque aquí hay personas que se van a ir al paro y que ganan menos de mil euros (los maleteros de los handling, por ejemplo), pues argumentamos que la huelga perjudica al turismo, ¡fijate, con la que está cayendo y la crisis!, que perjudica a un alfarero de la provincia de Toledo que hace recuerdos para los turistas y que hoy (casualmente hoy) le han dicho que los pedidos que le iban a hacer para Semana Santa se han congelado, y a un muyayo de Canarias que tiene un negocio de algo y que iba a cerrar, pero que se lo pensó y que ahora con esto tendrá que cerrar y todos los que pensaban trabajar en el turismo porque “en Canarias sólo pueden vivir de eso, ya que tierra no hay, bueno si, tierra si hay, pero se vive del turismo”. Y al señor paleto de la ciudad de Sevilla, que opina que mejor la huelga la pongan otro día que no perjudique a nadie.

Y mientras, los liberales frotándose las manos, porque ya han conseguido otro logro: que los propios trabajadores sean piquetes anti-huelgas. Porque la huelga ya no es un derecho sino un incordio, un impedimento para la recuperación y para la felicidad del pueblo. Un chantaje a las personas de bien que no pueden viajar cuando quieran (¡oye, mira, fíjate, osea!).

Estamos en un país de gilipollas, dónde la crisis se ha llevado por delante la decencia, la capacidad de pensamiento y de reflexión, y dónde lo de cada uno es más importante que los derechos civiles colectivos, aunque eso de cada uno consista en algo tan importantísimo o tan perjudicial como tener que viajar a Galicia en automóvil en lugar de en avión.