lunes, 18 de abril de 2011

Maltratadores...


Los maltratadores dicen que quieren mucho a sus mujeres, pero luego les dan una paliza como muestra de “su amor”. Las mujeres tardaron mucho tiempo en tener una ley que les proteja de estos bárbaros primates y de “esos amores que matan”.

El insufrible (cada día más) gastador de la botella y paranoico conferenciante en Georgetown, es como esos maltratadores. Dice que ama a su España, dice que daría su vida por ella, pero a la menor ocasión se lía a hostias con ella, hasta dejarla llena de moretones y dejarla baldada.

Yo soy de los que siempre he sabido que los nacionalistas son gente de poca moral, de mucha violencia y de poca cabeza. Éste en particular al que hoy nos referimos, además, es un demente, un fascista con piel de carnero. Un tipo que en su juventud, escribía loas al genocida eunuco ensalzándole. Un tipo que accedió a la presidencia de Castilla y león a base de mentir y difamar a un pobre hombre como Demetrio Madrid. Un tipo que llegó a Presidente por demérito del contrario y que en ocho años, dejó España como un erial.

España, al igual que esas mujeres maltratadas necesita una ley contra sus maltratadores. No debiera ser posible que un tipejo rancio, lerdo, que se ve con la botella casi todos los días, se dedique a insultar y agredir económicamente a España y que luego aparezca por aquí como si nada. Debería haber una ley con la que, a tipos tan maltratadores con su país, una vez pisaran Barajas, tuvieran línea directa con Alcalá Meco, dónde una celda sobria, acogiera su despojo.

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El pasado miércoles, nos enteramos que Telefónica (esa que el insufrible le vendió a buen precio a un amiguete de pupitre), ha conseguido en 2010 más de diez mil millones de euros de beneficios (10.000.000.000 €). Como premio, el viernes nos comunicaron que para celebrarlo, va a despedir en España al 20% de sus ya escasos trabajadores (unos 5.800 trabajadores).

Los españoles, estamos hartos de escuchar al tal MAFO echarle la culpa del aumento del IPC a los salarios de los trabajadores y de la crisis a nuestra mala cabeza por haber querido vivir por encima de nuestras posibilidades. Pero todavía está por oír a un tipejo como este (el MAFO) decir que es inmoral, repugnante y económicamente insociable que una empresa con ese nivel de ganancias acabe despidiendo a un cuarto de sus trabajadores y como aperitivo, el reparto de 14 millones de euros en “Bonus” entre sus tres máximos dirigentes.

Hace unos días, entraba yo en un supermercado y una bella señorita (como suelen ser todas las que cogen para vender algo) me ofrecía la última generación en maquinillas Gillette. Le dije que no usaba ni usaría nunca maquinillas de esa marca y al preguntarme por qué, me volví muy seriamente y le dije: “Mira bonita, esta mierda de empresa, tenía una factoría en Sevilla. Factoría que cerraron para llevársela a Polonia dónde pagaban salarios más baratos. Así que, aunque sé que tú no eres de esa empresa, le dices al que te ha contratado que se vayan a vender las putas maquinitas a Polonia”. Os puedo asegurar que los aplausos que hubo alrededor, merecieron la pena, no por los aplausos, sino porque en un buen rato, no creo que nadie se acercara a comprar las putas maquinillas.

De igual modo que en el ejemplo anterior, yo hace años que me di de baja en la línea fija de telefónica porque el servicio no es que fuera malo es que era una relación comercial con la mafia. Pero aún conservo el teléfono móvil de esa compañía. Teléfono que pienso dar de baja como lleven a cabo los despidos. Pero como quiero que se enteren, y como hace tiempo que quieren venderme un contrato (el mío es de tarjeta), pienso llamar al servicio comercial y decirles que estoy interesado en pasarme a contrato. Y cuando ya se esté relamiendo el comercial, soltarle “pues mira, el caso es que estoy interesado, pero no creo que una empresa que despide a seis mil trabajadores con diez mil millones de ganancia, pueda ofrecer confianza a sus clientes, así que mejor me voy a … (a cualquiera de las otras).”

El consumo responsable y el consumidor reflexivo y combatiente es el primer paso para acabar con estos déspotas empresariales.