miércoles, 1 de junio de 2011

La venganza de los pobres...


Ayer, todos los periódicos digitales y cadenas de radio contaban que Irán le había hecho dar vueltas sobre el territorio turco durante dos horas al avión de la hijaputa, cuando se dirigía a la India. Y lo decían indignados. Porque ya sabemos que Ahmadineyad es Belcebú en persona y la Mekel es muy, muy buena (de ahí le viene el sobrenombre de “la Hijaputa”).

Un servidor que está hasta los mismísimos de esta prepotente neohitleriana, se alegra profundamente del revés de ayer en Irán. Ya sé que, alegrarse de estas tonterías es pobre y espiritualmente poco profundo, pero, cuando los “buenos” acaban siendo derrotados por los indios, o cuando el Coyote se comió por fin a Correcaminos, las venganzas de un pobre resultan francamente satisfactorias.

Me pregunto qué pasaría si el Gobierno español, pusiese una puerta con guardias civiles en el aeropuerto de Son Sant Joan por la que hiciera pasar a los alemanes que visitan la isla y empezara a devolver ciudadanos prusianos de vuelta a casa, aduciendo que pueden estar contaminados por la bacteria E-coli y que por tanto son un peligro para la salud de nuestros conciudadanos. ¿Cuánto tardaría la Unión Europea en pararle los pies al Gobierno de España? Esta situación kafkiana resultaría a todas luces arbitraria y contraria a los principios de la Unión. Y seguramente España sería sancionada. Entonces, ¿por qué no se actúa igual con la actitud de Alemania, Austria, Suecia, Dinamarca, Bélgica o la República Checa? ¿No contravienen esas acciones de no dejar entrar verduras de España en su territorio la legislación de la Unión? ¿En Europa hay países principales, secundarios y la mugre?¿Es la calificación de PIGS una posición de la UE?

Muchas de estas preguntas, se contestan afirmativamente y una de las principales causas para que así sea, ha sido la bajada de pantalones del gobierno Zapatero ante la hijaputa, los mercados, las presiones y el roll de mayordomo que España tiene en Europa. Al mayordomo, a veces se le pide opinión pero casi nunca se le escucha. Es el culpable de todo lo que pasa en la casa y el responsable del servicio. Y parece que la hijaputa no le gusta como le sirven en España.

Y todavía algunos se preguntan por qué estamos indignados. No es que haya motivos, es que sería difícil encontrar una acción de nuestros gobernantes y de los de la Unión que merezca, no ya el aplauso, sino la indiferencia.

El mundo está en crisis y esa crisis provoca reacciones fascistas que día a día se incrementan. No podemos dejar que unos pocos nos pisoteen y nos traten como mierda. Debemos luchar para conseguir todo lo que hemos perdido y para que Europa vuelva a ser la Europa social de los pueblos.