martes, 17 de mayo de 2011

Me declaro antisistema




Ayer titulaban los fascistas de Intereconomía: “Los antisistema salen a la calle”. Quizá fruto de su eterna manipulación en la que igualan antisistema con bronca, barricadas, coches y contenedores quemados y carreras delante de la policía, no se dieron cuenta que sí, que los que estábamos allí somos en el fondo antisistema pero no violentos (al contrario que los fascistas que intentan imponer todo a base de manipulación y mentiras y cuando esto ya no les funciona, sangre y tiros).


Yo me siento antisistema porque no estoy de acuerdo con el actual y pretendo cambiarlo. Y no defiendo la violencia aunque para algunos si no la hay, no hay noticia (¿Verdad TVE?). Me defino antisistema porque no me gusta que me manipulen los dos grandes partidos. Ni me gusta que se crean que con haberles votado cada cuatro años puedan hacer lo que quieran. No me gusta que unos votos valgan más que otros, ni me gusta que partidos con 1 millón de votos sean poco menos que extraparlamentarios.



No me gusta que nos opriman. Que nos bajen el salario para pagar una crisis de la que han sido cómplices, mientras aumentan sus prebendas y sus honorarios. No me gusta que se le quite el pan a los parados mientras ellos viajan en primera clase. Ni me gusta que se les den dietas cuando tienen todos los gastos pagados allí dónde van en nuestra representación. No me gusta que se jubilen con 9 años cotizados mientras el resto debemos estar 38 y medio. No me gusta que algunos políticos cobres tres y cuatro salarios. No me gusta que algunos senadores y diputados no pisen el senado o el congreso en meses y que otros sólo lo pisen para apretar el botón del voto. No me gusta que expresidentes cobren del estado, mientras prestan su conocimiento y experiencia en empresas a las que favorecieron cuando ejercían sus cargos. No me gusta que no sepamos cuánto tienen al llegar a la política ni con cuánto se van. No me gusta que cobren dedicación exclusiva y que trabajen en “sus” negocios a la vez.



No me gusta que la vivienda sea un lujo. No me gusta que los impuestos sean horizontales e indirectos. Quiero que quién más gane, más pague. No me gusta que las mujeres sufran despido por quedarse embarazadas. Ni me gusta que se les pague menos por hacer igual trabajo. No me gusta que a los inmigrantes se les explote y se les contrate ilegalmente. No me gusta que te despidan por estar enfermo, ni por reclamar tus derechos. Ni me gusta que con lo que te pagan no puedas llegar a fin de mes. No me gusta que cuando sube el barril de petróleo suba la gasolina pero que cuando baja, no lo haga en la misma medida. No me gusta que las eléctricas te facturen sin leer el contador y que no puedas reclamar un recibo sin que te corten el suministro. No me gusta no poder reclamar físicamente a las compañías de telefonía e internet. No me gusta aquello de “primero paga y después reclama”. No me gusta que el gobierno de turno no haga caso a los ciudadanos. No me gusta que se privatice la sanidad, ni la educación. No me gusta que los funcionarios siempre sean cabezas de turco y los políticos los que salen indemnes.



Prefiero subir el presupuesto de investigación y educación que el de las Fuerzas Armadas. Prefiero subir el presupuesto de sanidad que el de las subvenciones a empresas y fundaciones.



No me gusta que Israel mate impunemente y siempre con la escusa de la autodefensa. No me gusta que nadie pueda entrar en otro país y asesinar personas (aunque sean terroristas malísimos) sin juicio y sin condena. No me gusta que los explotadores hagan leyes para que los ciudadanos de Grecia, Irlanda o Portugal tengan que pagar varias veces lo que les han quitado antes. Ni me gustas que los ladrones impongan las políticas a seguir que nos han llevado dónde estamos.



Yo me confieso antisistema porque no creo en el actual. Porque no creo que los que nos explotan y nos han llevado al precipicio sean los que nos pueden sacar de ahí. Yo me considero anticapitalista pero no violento. No estoy de acuerdo con la quema de contenedores, pero tampoco con las patadas propinadas por la policía a los que están tirados en el suelo. Yo me acuso de anticapitalista pero prefiero la educación a los palos, el pacifismo a las pelotas de goma y la cultura a la policía.



Y por último y ante las acusaciones de que los convocantes de la manifestación están vinculados a grupos fascistas, recordar que entre ellos estaba ATTAC e izquierda anticapitalista y que en la manifestación de Madrid, no había ni rastro de los fascistas. Y para el señor Lizabesky, recordarle que después del 22-M la anécdota será él y su candidatura.



POST-POST: A las cinco de la mañana, los antidisturbios, casco en cabeza, porra en mano y escopeta de goma en la mira, se han liado a hostias y han desalojado a los chavales que esdtaban en la puerta del Sol. Si esto hubiera sucedido en Libia o en Siria, ahora estaríamos clamando contra el dictador. Pero en este país de demócratas que hace unos años cantaban el Cara el Sol, al disidente, juzgado o palo en los dientes y al corrupto, elección y cuenta nueva.