jueves, 12 de mayo de 2011

Un castillo en la niebla



Madrid, es una ciudad variopinta. Y su centro aún más. Y tan grande, que muchos pasamos meses sin pisarlo. Tanto que, vivir en Madrid, sobre todo en las afueras, se ha convertido en que el barrio de cada uno, sea una pequeña ciudad independiente de la gran mole. Incluso la gente mayor de mi barrio, cuando tienen que ir al centro dicen “Me bajo a Madrid”.




Quizá por sea por eso que, el centro de Madrid tenga una atracción especial. Los guiris con sus sandalias con calcetines, las personas de otro color, las que tienen los ojos semicerrados y llevan colgando una cámara, raperos con gorra hacia atrás, góticos vestidos todos de negro bajo un sol que abrasa, los últimos jipíes (o haraganes), mimos, trileros (de los que timan con barajas, porque de los otros los hay en todos los sitios), magos, músicos, y gente común.


Quizá sea también por eso que, bajar al centro de Madrid siempre sea una gran aventura.


Cuando mi amigo Joaquim me mandó la invitación para la presentación de su libro, no dudé ni un instante que era un acto al que debía acudir. Se lo debía porque es una persona instruida y viajada con la que siempre da gusto charlar. Si además el acto se iba a desarrollar en pleno centro (C/ Alvarado, 3), mejor que mejor. Aunque, como un servidor es poco versado en actos sociales y nunca antes había asistido a un evento de este tipo, estaba un poco nervioso por si no llegaba a comportarme de la forma adecuada. Pensé que, entre una multitud de personas, quizá tuviera el placer de saludar al autor (Joaquim) y al presentador del libro, el profesor Don Ramón Cotarelo. Deformada mi idea preconcebida por las imágenes vistas en televisión de este tipo de presentaciones (cámaras, fotógrafos, camareros con copas de cava y exquisitos bocados, etc.) pensé incluso que debería ir vestido más o menos acorde con la situación y llevar la invitación colgada de los dientes.


La primera sorpresa fue que, una vez dentro de la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense, sólo tuve que decir que iba a la presentación de “un libro” para que me indicasen sin más miramientos que al fondo a la derecha (como los baños en los bares). La segunda que, como era muy pronto (las 18:30 cuando la presentación era a las 19:00) en el salón de actos dónde se celebraba el evento sólo estaba Joaquim y otra persona que resultó ser el editor del libro. La tercera que pude charlar un rato con el maestro Palinuro y la cuarta que la presentación se realizo en familia y que, aunque para el autor sea un poco triste, para mí fue especialmente reconfortante.


De la presentación destacar la cuidada edición de un fantástico libro realizada por un tipo magnífico, pastelero de profesión, y editor por accidente y vocación (D. Salvador Trallero) que transmite la pasión por este oficio y con el que da gusto departir.


Magnífica la intervención del profesor Cotarelo al que le agradezco que presentara el tema como si de una clase magistral se tratara y que siempre fuera ameno, instructivo y real.


Y del autor, darle las gracias por la invitación, por la dedicatoria del libro que prometo comentar una vez leído y sobre todo por el esfuerzo en sacar a la luz una historia que nos devuelva a la realidad de nuestro pasado. Un libro que trata de la verdad de la situación de la gente común en los años anteriores a la guerra, durante y después de la guerra. Un intento por desmitificar la “neutralidad” dela España franquista en la segunda guerra mundial y sobre todo de hacernos conscientes de una memoria histórica que no sólo corresponde a los que perdieron la guerra, sino también a aquellos españoles que lucharon contra los nazis en la resistencia francesa y que fueron capturados y a los que el régimen fascista de Franco convirtió en apátridas y llevó directamente al crematorio de los campos de concentración.


Fue un placer, Joaquim.