Entre cánticos y agüita atravesamos Cibeles por la izquierda y enfilamos el Paseo del Prado. Ambos extremos estaban a rebosar. Miles de ciudadanos anónimos, que nos representamos a nosotros mismos soportábamos estoicamente el calor, cada vez más agobiante, para llegar a nuestro punto de encuentro con los hermanos del sur. Buscamos sombra para, pancarta en mano, ir recibiendo poco a poco a los compañeros de Collado-Villalba, Las Rozas, Colmenarejo, Leganés, Getafe y Vallekas. Algunos aprovecharon para tomar un refrigerio, otros coreábamos sin cesar los lemas hoy de moda: “(Música del tractor amarillo) Tengo un contrato basura, que’s lo que se lleva ahora, hay que linchar al patrón, ya lo decía mi padre, que’s la forma más barata de tener trabajo estable. La, lara, lala,…”. O este otro: “(Música de un elefante se balanceaba). Un banquero se balanceaba sobre la burbuja inmobiliaria, como veía que nunca estallaba fueron avisar a otro banquero. Dos banqueros…”.
Total, que si los políticos no están en su burbuja, si no quieren que esto se salga de madre, si no quieren que este movimiento les explote en su propia cara, tendrán que pasar a la acción. La reforma electoral, la consecución de una ley impositiva progresiva, los derechos de trabajadores y pensionistas son innegociables y una situación a revertir. Y que no se olviden que en Islandia, los políticos responsables están empezando a ir al talego por las medidas tomadas.
Tampoco deben tomar en vano el lema de la manifestación de hoy “Contra el pacto del Euro”. No queremos pagar los intereses especulativos de los bancos alemanes y franceses. No queremos quedarnos sin servicios sanitarios y educativos públicos para que estos bancos sigan llenando sus bolsas de dinero robado a los pueblos. No queremos pactos que traigan más miseria, más paro, más esclavitud y más ganancias para los de siempre. Queremos un giro social. Un giro en la educación pública y en el reparto del empleo. Un giro que cambie radicalmente estas políticas que han demostrado ser letales para los trabajadores, para los ancianos y para los más débiles. Un giro que defenestre de una vez por todas, esta espiral de paro, pobreza y esclavitud.